Como una de las grandes estrellas del cine que es, de Scarlett Johansson se sabe prácticamente todo… Aunque hay aspectos de su vida menos conocidos. Uno de ellos, su vertiente más espiritual. Así, estamos ante una persona que cuenta con dos raíces muy profundas: una judía y otra cristiana.
Scarlett Johansson nació el 22 de noviembre de 1984 en Nueva York. Su madre, la productora Melanie Sloan, es de origen judío ashkenazi, llevando su familia varas generaciones en el barrio neoyorkino del Bronx. Mientras, su padre es el arquitecto danés Karsten Johansson.
Sobre su vertiente judía, pudimos conocer algo más en 2017, cuando acudió al programa ‘Finding your roots’ (‘Encontrando tus raíces’). Fue en ese popular espacio de la televisión estadounidense cuando la actriz descubrió que un hermano de su bisabuelo, en plena Segunda Guerra Mundial, murió junto a su familia en el gueto de Varsovia víctima de los nazis.
La protagonista de de ‘Lost in Traslation’ llegó a llorar al comparar el destino trágico de su descendiente con el de su hermano, su bisabuelo, que tuvo una vida tranquila al frente de una pequeña tienda en Nueva York.
“Me prometí –dijo en pleno programa– que no lloraría, pero es difícil no hacerlo… No podemos ni imaginar ese horror. Es una locura pensar que Saúl estaría en el otro lado del océano vendiendo plátanos en Ludlow Street. Impresiona pensar en el destino de un hermano frente al otro”. Al final, admitió que conocer esa historia familiar “me hace sentir más profundamente conectada a ese lado de mí misma, a ese lado de mi familia”.
Con todo, Scarlett Johansson jamás se pronuncia sobre sus creencias religiosas (las tenga o no). En claro contraste, por cierto, con su ancansable actividad política, destacándose estos últimos años por su apoyo al feminismo y a muchos de los postulados del Partido Demócrata, siendo, a la vez, una de las mayores detractoras de Donal J. Trump.