La candidata por Vox a la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, se lamenta de la falta de negociación con el resto de las formaciones. “Lo ideal es entrar en el Gobierno regional, pero lo importante es cumplir nuestras medidas”, repite la arquitecta de profesión y política de vocación.
P.- Vox, con su irrupción en la política, ha hecho feliz a mucha gente: los contrarios al aborto, a la gestación subrogada, la inmigración, los defensores de los toros…
R.- La prueba es que si no hubiera existido Vox, no se habría podido sacar a Manuela Carmena del Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, o seguiríamos con 40 años de gobierno socialista en Andalucía. El votante de Vox ya no quiere votar al PP, ni a Ciudadanos. También hay gente proveniente de la izquierda que nos ha elegido porque ha encontrado en nuestra formación a gente que habla claro.
P.- Prefieren una Ley de Violencia Intrafamiliar a la de Violencia de Género, pero el 99,9% de las fallecidas por violencia son mujeres…
R.- Lo que tenemos que juzgar es el hecho delictivo, castigar severamente al maltratador con penas más duras, que eso solo lo dice Vox, y atajar desde la educación cualquier rastro de trato discriminatorio o denigrante hacia la mujer. Pero también defendemos que a un niño, por el hecho de ser varón, no podemos tildarle de machista o decir que es violento de nacimiento. Queremos que termine la asimetría penal porque hombres y mujeres debemos ser iguales ante la ley y unos no pueden tener presunción de inocencia y otros no.
P.- No está de acuerdo con la política de cuotas, ni la paridad… ¿Cómo anda de feminismo?
R.- El feminismo, cuando estaba de moda, es cuando empezó con ello mi antepasada Concepción Arenal, que fue una pionera. Esa mujer que iba a la universidad disfrazada de hombre para poder estudiar derecho o que tuvo que dejar de escribir en la revista donde lo hacía porque descubrieron que era una mujer. Fue la primera visitadora de cárceles… ¡Ese es el gran feminismo! El de las mujeres luchadoras que han conseguido ponernos donde estamos ahora. Yo critico el feminismo radical y supremacista que nos impone a todas una forma de pensar. Hemos pasado de la supremacía del hombre sobre la mujer, a que sean ellas mismas quienes nos dicten lo que tenemos que hacer a las demás.
P.- ¿Qué opinión le merece Francisco?
R.- Realmente –y esto lo entenderá el Papa– en lo que verdaderamente creo es en la Iglesia que formamos todos los católicos.