La Amazonía, calificada como el ‘pulmón del mundo’, se encuentra amenazada tanto por los efectos del cambio climático como por la creciente presión de las madereras, la minería, la ganadería o la agricultura intensiva de monocultivos. Para impulsar su preservación y relanzar la presencia de la Iglesia en los territorios de la región panamazónica (Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Guyana, Guyana Francesa y Surinam), el papa Francisco ha convocado un Sínodo de los Obispos en el Vaticano del 6 al 27 de octubre bajo el lema: ‘Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral’.
La preparación para este significativo encuentro va a entrar en su recta final con la publicación hoy del ‘Instrumentum laboris’, el documento de trabajo que utilizarán los participantes en la asamblea sinodal y que recoge las aportaciones realizadas durante el amplio camino de consulta recorrido con las poblaciones locales.
“Al menos 87.000 personas participaron directamente en el proceso de escucha conducido por la Red Eclesial Panamazónica (Repam)”, explica Mauricio López, secretario ejecutivo de esta organización creada en 2014 para coordinar las actividades de protección de la Amazonia.
El ‘Instrumentum Laboris’ estará dividido en tres partes: la escucha de la voz de la Amazonia, la ecología integral y la Iglesia con rostro amazónico. El documento también ofrecerá una reflexión sobre la protección del medio ambiente a la luz de la encíclica ‘Laudato si”.
Los indígenas, protagonistas
El Sínodo trata de responder a una doble urgencia: la del territorio, amenazado por el calentamiento global y los intereses económicos, y la de la Iglesia católica, con una presencia insuficiente en la zona y la necesidad de afrontar el desafío de la inculturización con los pueblos indígenas.
El debate sobre la apertura a otras formas de ministerio es el que genera más atención mediática respecto a la asamblea sinodal. También es el que más incomoda a los organizadores de la asamblea, que no quieren que el interés quede reducido solo a la posible ordenación de ‘viri probati’, hombres casados con una trayectoria cristiana acreditada.
La otra ‘patata caliente’ es la del diaconado femenino, una cuestión que el Papa considera que se debe “seguir estudiando”, según comentó en la audiencia que mantuvo a principios de mayo con las religiosas de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG).