El pasado 15 de junio, en la Capilla de la Inmaculada Concepción del municipio de Acacoyagua, Chiapas, dos jóvenes agredieron con arma de fuego a una treintena de catequistas que salían de su preparación de mediodía en el templo. En el acto, una de ellas, de nombre Margeli Lang Antonio, perdió la vida.
De acuerdo con los reportes de prensa, los agresores se encontraban sentados en la última banca del interior del templo, y al ver que los catequistas iban saliendo, dispararon sus armas contra ellos y huyeron. Hasta el momento se desconoce si fue un ataque directo o un asalto.
No nos acostumbremos a la violencia
Sobre los hechos, en conferencia de prensa, el obispo de la Diócesis de Tapachula, Jaime Calderón, urgió a las autoridades investigar hasta dar con los responsables y llamó a los chiapanecos a no acostumbrarse a la violencia.
“Hemos sido víctimas de la violencia generalizada que se vive en el país… Nos unimos al dolor de los familiares y de la parroquia de San Marcos Evangelista (a la que pertenece la capilla). Nuestra familia diocesana jamás ha de acostumbrarse a estos hechos, y por ello mostramos nuestra preocupación y rechazo ante estos signos lamentables de descomposición social y moral de la comunidad”.
Jaime Calderón consideró que el tema de la violencia no ha sido tratado de manera adecuada, por lo que llamó a las autoridades a actuar inmediatamente, pues en lugar de ir disminuyendo, la violencia ha ido creciendo.
El dinero manda
Para el obispo, situaciones de violencia como la ocurrida en la capilla de Acacoyagua responden a una falta de salud integral de las comunidades; es decir “cuando no hay trabajo, cuando hay injusticia, impunidad y una ambición desmedida sobre el dinero, cuando tiene precio la vida de la persona, lo que se pone en el centro es el dinero… y el que lo tiene es el que manda”.
Jaime Calderón manifestó su preocupación porque es un signo claro de descomposición social, ya que la agresión ocurrió en una capilla, un espacio sagrado para los católicos; “esto también revela el grado de inhumanidad en que se encuentran los asesinos porque irrumpir en un espacio con plena conciencia de que van a hacer daño a una comunidad, en un lugar sagrado, lo que primero me manifiesta es esto, y por eso exigimos a la autoridad en primer lugar que se esclarezca este asunto”.
Marcha contra la violencia
Por otra parte, mediante un boletín, la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, ubicada en la localidad de Huitiupán, de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, exhortó a los feligreses a peregrinar el próximo 8 de julio en esa localidad, para manifestarse contra la violencia.
“En los últimos años y meses –detalla el texto– el pueblo de Huitiupán y las comunidades que lo integran, se han visto desgarrados por situaciones de violencia terribles: injusticia social, venta de drogas en cantinas clandestinas, violación de niñas, asesinatos y muerte. Todo esto permea en nuestras comunidades”.
“Ante este panorama difícil que vivimos, como parroquia de Nuestra Señora de la Asunción levantamos nuestra voz y llamamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a orar y peregrinar para hacer oír la voz de los que no tienen voz, que se pongan en evidencia pública las injusticias y el pecado social que nos está destruyendo. No queremos más muertes de nuestros niños y niñas a manos de violadores, no queremos más drogadicción en nuestras calles, producto de la clandestinidad y la corrupción”.