Alessandro Gisotti, director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, ha desmentido al diario británico Catholic Herald los rumores sobre que Benedicto XVI habría sufrido un ictus. Estas informaciones surgieron el pasado lunes en varios medios, difundiéndose en las redes sociales, pero no es la primera vez que sucede. En 2017 también se difundió en Facebook que el papa emérito se encontraba “al borde de la muerte”, y en 2018 el Vaticano desmentía que sufriera una “enfermedad paralizante”.
Benedicto XVI se encuentra, desde hace seis años, retirado en el monasterio Mater Ecclesiae, situado en el propio Vaticano, donde es atendido por cuatro laicas consagradas de Comunión y Liberación, así como por el prefecto de la casa pontificia y su secretario particular, el arzobispo Georg Gänswein.
Los obispos católicos de Escocia han autorizado la realización de auditorías independientes de todas las diócesis del país con el fin de garantizar que los procedimientos de protección infantil sean “lo más sólidos posible”, según ha informado The Tablet. Helen Liddell, presidenta del Grupo de Revisión Independiente de la Iglesia Católica Romana, ha dicho que los obispos habían “mostrado su disposición a someter a sus diócesis al máximo escrutinio”, algo que convierte a Escocia en el primer país en hacerlo.
“Hasta este momento había una disposición a cumplir con los estándares de cumplimiento básicos, pero poca evidencia de los requisitos de una cultura más segura”, señaló Liddell, así como “tampoco había forma de verificar la exactitud de los resultados y la falta de claridad con respecto a las necesidades y el apoyo de las víctimas de abuso”. Además, Liddell ha señalado que dos de las ocho diócesis escocesas – St. Andrews y Edimburgo – ya han sido auditadas, mientras que las restantes pasarán por este proceso en un periodo máximo de dos años.
Mientras que el proceso para legalizar la eutanasia en el estado australiano de Victoria continúa avanzando, sus obispos se muestran cada vez más reacios a a que los servicios de atención médica católicos “cooperen con la facilitación del suicidio, incluso cuando parece motivado por la empatía o la bondad”. Así lo han declarado en una carta pastoral el obispo Peter Comensoli, de Melbourne; Paul Bird, obispo de Ballarat; Patrick O’Regan, obispo de Sale; y el obispo Leslie Tomlinson, de Sandhurst.
El Acta de Muerte Asistida Voluntaria entra en vigencia hoy, 19 de junio, en Victoria. Conforme a la nueva legislación, cualquier residente del estado del sudeste, siendo mayor de 18 años, con una enfermedad terminal y con una previsión de vida menor de seis meses, puede solicitar una dosis letal de medicamentos. “Todos los que tenemos una oposición de principio a la eutanasia somos ahora, en efecto, objetores de conciencia”, han subrayado los obispos.
Asimismo, han señalado que los hospitales católicos y las organizaciones católicas de atención residencial “han demostrado un gran coraje” y “se han unido para encontrar formas de modelar una excelente atención para sus pacientes, y están comprometidos a resistir las llamadas a involucrarse” en la muerte asistida.