Con el fin de que no quede en saco roto lo vivido en el Sínodo de los Jóvenes de octubre, hasta 246 chicos y chicas de entre 18 y 29 años de edad, provenientes de 109 países y 37 comunidades y movimientos eclesiales diferentes, se han reunido esta semana en Roma en el XI Foro Internacional de Jóvenes. Un encuentro que ha culminado en la mañana de este sábado 22 de junio con una audiencia con Francisco, que les ha dirigido un interpelante discurso.
El Papa se ha referido al Documento Final aprobado en la asamblea sinodal, donde se señaló el encuentro de Cristo resucitado con los discípulos en Emaús “como un texto paradigmático para comprender la misión eclesial en relación a las jóvenes generaciones”. Para Bergoglio, “no es casualidad que hayan podido celebrar la solemnidad del Corpus Christi precisamente los días que estaban reunidos para este encuentro. ¿No será que el Señor quiera abrir una vez más vuestros corazones y hablaros mediante este pasaje del Evangelio?”.
Vivir en comunidad
“La profunda experiencia que vivieron los discípulos de Emaús -ha recalcado el Pontífice- los empujó de modo irresistible a ponerse de nuevo en camino, a pesar de haber recorrido once kilómetros. Está oscureciendo, pero ya no tienen miedo de caminar de noche, pues es Cristo quien ilumina su vida. También nosotros, un día, encontramos al Señor en el camino de nuestra vida. Como los discípulos de Emaús, fuimos llamados para llevar la luz de Cristo en la noche del mundo. Vosotros, queridos jóvenes, estáis llamados a ser luz en la oscuridad de la noche de tantos compañeros que aún no conocen la alegría de la vida nueva en Jesús”.
A continuación, Francisco ha advertido a los jóvenes sobre la importancia de que no se guarden el tesoro de la fe para sí mismos, sino de que lo vivan con y para los demás, en comunidad: “Cleofás y el otro discípulo, después de haber encontrado al Resucitado, sintieron la necesidad vital de estar con su comunidad. No hay auténtica alegría si no la compartimos con los demás”.
El fuego de la fe
Y es que “a Jesús lo encontramos, sobre todo, en la comunidad y por los caminos del mundo. Cuanto más lo llevemos a los demás, más lo sentiremos presente en nuestras vidas. Y estoy seguro de que vosotros lo haréis cuando volváis a vuestros lugares de origen. El texto de Emaús dice que Jesús encendió un fuego en los corazones de los discípulos. Como sabéis, el fuego, para que no se apague, tiene que expandirse, propagarse. Por ello, ¡alimentad y propagad el fuego de Cristo que tiene en vosotros!”.
En este punto, el Papa ha clamado vivamente: “¡Vosotros sois el hoy de Dios, el hoy de la Iglesia! La Iglesia os necesita para ser plenamente ella misma. Como Iglesia, vosotros sois el Cuerpo del Señor Resucitado presente en el mundo. Quiero que recordéis siempre que sois miembros de un único cuerpo. Estáis unidos el uno al otro y solos no sobreviviríais. Os necesitáis mutuamente para marcar, de verdad, la diferencia en un mundo cada vez más tentado por las divisiones. Solo caminando juntos, seremos de verdad fuertes. ¡Con Cristo, Pan de Vida que nos da fuerza para el camino, llevemos la luz de su fuego a las noches de este mundo!”.
Saliéndose de su mensaje escrito, el Papa improvisó y aclaró que, cuando en la Iglesia se anima a los jóvenes a ser protagonistas, ese “no es un gesto de diplomacia y buena voluntad: o sois protagonistas o no sois nada, o vais delante del tren o terminaréis siendo vagón de cola, arrastrados por la marea”.
Un anuncio sorpresa
Francisco ha aprovechado el final de su discurso para anunciar, por sorpresa, que, para la próxima JMJ, que se celebrará en Lisboa en 2022, ha escogido como tema ‘María se levantó y partió sin demora’, extraído de Lc 1,39. En este camino, en los dos años que quedan hasta entonces, el Papa invita a los jóvenes “a meditar sobre los versículos: ‘¡Joven, a ti te digo, levántate!’ (cf. Lc 7,14; ‘Christus vivit’, 20) y ‘¡Levántate! ¡Te hago testigo de las cosas que has visto!’ (cf. Hch 26,16)”.
Al igual que ocurrió con el Sínodo de los Jóvenes y la JMJ de Panamá, que se celebró solo tres meses después, “con esto deseo también esta vez que haya sintonía entre el itinerario hacia la JMJ de Lisboa y el camino post-sinodal”.
Encarnar el Sínodo
Organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, del 19 al 22, los participantes en estas jornadas han discernido en profundidad sobre lo que supuso el Sínodo de octubre, cómo se está encarnando en sus comunidades locales y, sobre todo, el alcance de la exhortación postsinodal de Francisco, ‘Christus Vivit’, siempre con el objetivo último de que se concrete de un modo específico en una Iglesia en la que los jóvenes (y muchas de las cuestiones que les preocupan en su día a día) sean auténticos protagonistas.