El número 129 del documento de trabajo para el próximo Sínodo de la Amazonía señala: “Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana”.
Si bien esto ha provocado una serie de especulaciones en el sentido de que con ello se abre la puerta a la ordenación de hombres casados y a que los sacerdotes se puedan casar, diferentes personajes de la Iglesia católica se han encargado de precisar los alcances de dicho párrafo. Uno de ellos es Felipe Arizmendi, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, y responsable de la Doctrina de la Fe en la Conferencia del Episcopado Mexicano.
A través de un artículo titulado: “¿El celibato en riesgo”, Arizmendi explicó que es una propuesta que se discutirá en octubre y que, debido a la realidad de esa región, donde las distancias son enormes, las vías de comunicación muy limitadas, las comunidades muy aisladas y casi no hay sacerdotes, es casi seguro que la aprobarán; sin embargo –aclaró– esto no significa que vaya a cambiar la disciplina secular de la Iglesia latina de que todos los sacerdotes se deben comprometer a vivir célibes.
También detalló que posteriormente quedará en las manos del papa Francisco dicha propuesta, y si una vez escuchados los argumentos en pro y en contra el Santo Padre decide aceptarla, sería una excepción a la norma universal, sólo para esa región amazónica.
El obispo Arizmendi advirtió que es un gran error pensar que abriendo este camino, con el tiempo se cambiará la ley sobre el celibato. “No es así –aseguró– desde hace siglos, hay sacerdotes casados en la Iglesia Ortodoxa, tan católicos como nosotros. El papa Benedicto XVI admitió en la Iglesia Católica a sacerdotes anglicanos que están casados y así continúan”.
Puso también el ejemplo de un sacerdote que era religioso y había dejado el ministerio para casarse, con los debidos permisos, tuvo familia, enviudó, y fue readmitido al ministerio, que ejerce hasta la fecha. “En Brasil, hace casi 30 años, San Juan Pablo II dio permiso para que dos hombres casados fueran ordenados, comprometiéndose a no cohabitar con su esposa. Y con estos casos, no ha cambiado la ley celibataria. Son, pues, excepciones”, dejó en claro.
Para el guardián de la Doctrina de la Fe en México, en la región amazónica, hay una necesidad apremiante de que las comunidades tengan la celebración de la misa y el alimento eucarístico, y no pueden disfrutar de este sacramento porque no hay sacerdotes cercanos. “En la Iglesia tiene más importancia la Eucaristía que el celibato. Sin Eucaristía, no hay vida eterna, ni comunidad; sin celibato, puede haber Eucaristía”, aseveró.
Sin embargo –concluyó– las cosas pueden cambiar en una región: “Cuando llegué a la Diócesis de San Cristóbal, había la inquietud de ordenar sacerdotes casados… Yo nunca estuve de acuerdo, porque las condiciones iban cambiando mucho: se abrían carreteras y escuelas por todas partes, llegaba la luz eléctrica casi a todos lados, los jóvenes salían a estudiar en universidades; ya no había tanto aislamiento. Cierto que faltaban sacerdotes… pero gracias a Dios y al trabajo vocacional aumentaron las vocaciones”.
Finalmente, el obispo Arizmendi dijo estar feliz de haber decidido ser célibe. “No me lo impusieron, ni me obligaron. Fue decisión mía, que sostengo hasta la fecha, pues me ha permitido ser una persona fecunda y plenamente realizada. Es la misma experiencia de la inmensa mayoría de los clérigos”.
El Sínodo de Obispos sobre la Amazonía se realizará del 6 al 27 de octubre próximo, en Roma bajo el título: “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”. En él participarán obispos de las diócesis que limitan con el río Amazonas, de Brasil, Suriname, Guayana, Guayana Francesa, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, más sacerdotes, religiosas y laicos involucrados en el tema.