Los obispos de Guatemala lamentan el clima de “resignación” tras las elecciones

Un anciano vota en el municipio indígena de San Juan Sacatepéquez

Aunque “insólitas en su preparación”, con candidatos no inscritos y “un filtro judicial” que respondía a “intereses de muy dudosa legitimidad”, las elecciones presidenciales celebradas el 16 de junio en Guatemala transcurrieron con “relativa tranquilidad” en la mayoría de lugares. Así lo confirma a Vida Nueva el presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Sololá-Chimaltenango, Gonzalo de Villa. También el hecho de que solo en tres municipios de los 340 que tiene el país fueron invalidados los comicios.

Algo más “complicado” resultó el recuento, si bien ya se sabe quiénes serán los candidatos que se disputarán la presidencia en segunda vuelta el 11 de agosto: Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), y Alejandro Giammattei, de Vamos.

Ambos son rostros conocidos (ella es la exmujer del expresidente Álvaro Colom; y él es la cuarta vez que participa en unas elecciones… y por partidos diferentes), por lo que el futuro inmediato –en opinión del obispo de La Verapaz y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Rodolfo Valenzuela– se antoja “poco halagüeño”, porque una y otro “representan líneas de la vieja política con sus vicios”.

Errores en el recuento

Después de la “sopa de letras” de partidos presentados a la urnas, con casi una veintena de candidatos en liza, y el “tráfico de influencias” demostrando que “quien quiere meterse en política tiene que hacerlo con gente no muy recomendable”, lo que ahora le preocupa a Gonzalo de Villa es la “profunda debilidad” del Tribunal Supremo Electoral. No tanto por los cuestionamientos de los últimos días, tras los errores e “inconsistencias” en el cómputo de votos, “sobre todo en alcaldías y diputaciones”, como porque “ha sido debilitado desde los tres poderes del Estado”, lamenta el prelado jesuita.

Esto conduce a pensar, según el presidente del Episcopado, que se trata de unas elecciones con “un reconocimiento bajo: hay resignación en unos y ganas de protestar en otros”. Aunque, entre estos últimos, se mezclan “dos grupos muy diferentes”: quienes recogen el sentir popular de que “no se está haciendo justicia o no se ha hecho de manera muy correcta el proceso”, y los que “están tratando de manipular esa protesta para llegar, incluso, a forzar unas nuevas elecciones”. “No creo que vaya a ocurrir, pero el intento existe”, revela Gonzalo de Villa.

Lea más:
Noticias relacionadas
Compartir