Siete obispos colombianos han levantado su voz para exigir al Estado que “active, de manera inmediata y eficaz, todos los instrumentos necesarios para garantizar la protección de la vida de las personas que trabajan por el bienestar de sus comunidades”.
El pronunciamiento, firmado por Darío Monsalve (arzobispo de Cali), Luis José Rueda (arzobispo de Popayán), Edgar de Jesús García (obispo de Palmira), Hugo Alberto Torres (obispo de Apartadó), Orlando Olave (obispo de Tumaco), Mario de Jesús Álvarez (obispo de Istmina-Tadó) y José Saúl Grisales (obispo de Ipiales), se ha producido el 25 de junio, en el marco de la reunión de los obispos del Pacífico y del Suroccidente colombiano, en la ciudad de Popayán.
Solidaridad con las víctimas
Tras analizar el contexto de la región y del país, de cara al imperativo de consolidar la paz, los pastores han manifestado su solidaridad “con las víctimas de todas las violencias que se comenten en el país” y, particularmente, con los familiares y amigos de quienes han sido objeto de asesinatos selectivos: líderes sociales y exguerrilleros, entre ellos.
El clamor unánime por una sociedad que se ‘deslinde’ de lo ilícito, “especialmente de la cultura del narcotráfico”, ha llevado a los obispos de estas regiones azotadas por la violencia y la pobreza a unir su voz a la de sus hermanos de la frontera colombo-ecuatoriana, en rechazo de las fumigaciones de cultivos ilícitos con glifosato, al tiempo que reiteran “el llamado al gobierno a que se priorice la protección de la vida humana, del medio ambiente y la sustitución voluntaria de cultivos”.
Paz estable y duradera
Asimismo, de cara a la urgencia de una “solución dialogada al conflicto armado interno” y a la consolidación de la paz, la Iglesia apoya “la creación de un gran movimiento regional de servidores de la paz”, y mantiene en cada una de las diócesis “el compromiso evangélico de defensa de la vida, para contribuir a la protección de los líderes sociales y servidores de la paz”.
En este sentido, los obispos de esta región del país estiman necesario “reabrir los diálogos con el ELN y las distintas organizaciones armadas”.
De cara a las próximas jornadas electorales de autoridades regionales y locales, la Iglesia estima que será “una oportunidad para fortalecer la construcción del bien común, combatir la corrupción, superar las polarizaciones y consolidar el camino hacia una paz territorial”.