Hoy 29 de junio la Iglesia venezolana celebra los 100 años de la muerte de una de sus más importantes figuras con mayor devoción en el país, la del médico José Gregorio Hernández. Miles de devotos desde ayer en la noche se han apostado en distintos templos a lo largo del país, especialmente para pedir por su pronta beatificación.
En la parroquia de La Candelaria, en Caracas, donde reposan sus restos, se han estado realizando eucaristías por horas hasta las 6 de la tarde, donde culminará con una celebración solemne a cargo del cardenal Baltazar Porras, así lo ha informado Gabriel Crespo, vicario parroquial de La Candelaria, quien además ha informado que “luego de la misa tendremos una pequeña procesión con los objetos de veneración, de manera que podamos todos contemplar la gran virtud de este hombre”.
Actualmente se encuentra en un proceso de beatificación para su posterior canonización, es una causa que lleva años. Al respecto el presbítero ha explicado que en tres años que lleva al frente de la parroquia se han presentado miles de devotos de todo el país, “todos los días vienen personas a visitar su tumba”, porque “el venezolano se siente muy identificado con José Gregorio Hernández ante cualquier situación viene a pedirle bien sea de salud física o espiritual”.
“Se ha conocido un presunto milagro que poco a poco se ha dado a conocer, un presunto milagro porque aún la Santa Sede lo tiene en estudio. Fue el caso de una niña en Apure que recibió un balazo en la cabeza, y sucedió allí algo que la ciencia está estudiando, ya el caso se encuentra en Roma y estamos esperando una respuesta”, acotó.
El sacerdote se refiere al caso Yaxuri Ortega, de 13 años de edad, quien en 2017 fue impactada por una bala en el cerebro y cuya recuperación científicamente era imposible, pero de manera inexplicable logró su sanación. Este es el milagro que “El Venerable” necesita para abrir camino hacia los altares.
Cabe recordar que José Gregorio Hernández nació en Isnotú, estado Trujillo, en los Andes venezolanos. Médico de profesión, fue un franciscano seglar, reconocido por reconocido por su solidaridad con los más necesitados y recordado por su caridad, generosidad, rectitud y servicio a los pobres. De hecho muchos en Venezuela y en gran parte de América Latina es reconocido ‘de corazón’ como santo, aún cuando oficialmente en el año 1986 el entonces papa Juan Pablo II declaró solemnemente sus virtudes heroicas, por lo cual se le otorgó el título de Venerable.
En vida puso la ciencia al servicio de la fe. Su muerte sucedió la tarde del domingo, 29 de junio pero de 1919, en Caracas, ese día se dirigió a la esquina de Cardones en La Pastora para atender a una paciente de escasos recursos, cuando un vehículo, de los pocos que había en la época, lo atropelló. Por eso será siempre recordado como el médico de los pobres en Venezuela.
Foto: CEV