Más de 15.000 peregrinos participaron ayer en el acto central del año jubilar de la diócesis de Getafe con motivo del centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús en boca del rey Alfonso XIII. En una multitudinaria eucaristía celebrada en la explanada del cerro de los Ángeles y presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, los asistentes renovaron esta consagración a través de una oración que en fondo y forma actualizaba la de hace un siglo.
En la nueva plegaria que entonó el purpurado, ya no se menciona a una “gran patria española, fuerte y constante en el amor y la religión y en su adhesión a la monarquía”, sino que se reconocen “los frutos santos de su herencia católica” con el fin de que los creyentes afronte “con valentía los retos del presente y del futuro” desde la “alegría del Evangelio” que propone el Papa Francisco.
Ajeno a toda connotación política
Y es que, tal y como han buscado los organizadores -y ratificó el pasado jueves el secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello- este centenario buscaba desmarcarse de cualquier tinte político y nostálgico, a pesar de que el monumento al Sagrado Corazón fue derribado al inicio de la Guerra Civil por el bando republicano y reconstruido por expreso deseo de Francisco Franco.
Así se vio reflejado en la homilía del cardenal Osoro donde no apareció la más mínima mención a la reivindicación partidista, referencia alguna a la situación actual de inestabilidad política, al papel de la Iglesia en la vida pública, análisis catastrofista de la realidad o expresión alguna que sonara a ajuste de cuentas sobre la vinculación Iglesia-Estado.
Al estilo de Francisco y Pablo VI
El purpurado optó precisamente en cómo cada creyente está llamado a aterrizar en su vida la devoción al Sagrado Corazón de Jesús aplicando una vez más la llamada del Papa Francisco a la cultura del encuentro y de Pablo VI para construir “la civilización del amor”, sello de su pontificado en la Iglesia madrileña. Así el cardenal propuso renovar este compromiso centenario teniendo como centro al prójimo a través de un corazón “grande y apasionado por la libertad”.
“Atrevámonos a descubrir en este encuentro lo que significa no amar por razones de creencias o de ideologías, los odios que se pueden engendrar entre vecinos, las divisiones en las que son los pobres los que más sufren”, lanzó como desafío a quienes le escuchaban en la explanada y a través de La 2 de Televisión Española, en un claro llamamiento a “la paz y la reconciliación” del país.
“Donde no hay amor no hay futuro, donde solamente se piden cuentas y no se da la mano, donde se abren muros y no se crean pistas para comunicarnos, donde no se hacen puentes sino que se derriban, no hay presente ni futuro”, advirtió el arzobispo de Madrid ante la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, patrona de Getafe.
Vivir en amistad y paz
“Es lo que Jesús nos dice hoy en esta consagración al Sagrado Corazón: que tengamos un corazón con las medidas de su corazón”, señaló Osoro para “construir lazos sociales entre los hombres, de vivir en amistad y paz”. El purpurado llamó a los peregrinos con un encargo directo en materia social: “A quien encontremos tirado, pongámonoslo al hombro como lo hizo el samaritano. Solamente cuando ponemos al hombro al otro, comenzamos a considerarnos y entendemos como prójimos”.
Con esta invitación también concluiría su homilía: “Sagrado Corazón de Jesús, en ti ponemos nuestra vida y la de España en tu Corazón. Cuídanos, haznos hermanos que sintamos la necesidad de decirnos perdón y de perdonar”.
Reconocimiento a la entrega eclesial
En esta misma línea, reclamó un corazón “apasionado por la libertad”: “¿No veis a nuestro lado instituciones que son perduración de intenciones y deseos de amor al prójimo y de dejar muestras de ese amor?”, se preguntó el cardenal. “Cuántas instituciones, congregaciones, fundaciones perduran porque ese amor al prójimo se estableció de una manera permanente e hicieron posible que la justicia tomase rostro: instituciones para enfermos, para ancianos, para niños abandonados, para pobres tirados”, enfatizó elogiando la labor caritativa de la Iglesia. Y de nuevo hizo un llamamiento a los católicos para hacer “posible que el amor vivido hacia los otros se institucionalice en obras que muestren ese amor”.
“Este Pueblo que camina en España quiere renovar y consagrarse y consagrar a España una vez más al Corazón de Jesús. Somos el Pueblo de Dios que vive entre el pueblo que camina en España, sentimos el gozo de sabernos hermanos de todos los hombres”, comenzó señalado Osoro, que admitió que hoy “que ser pueblo no coincide con ser todos miembros del Pueblo de Dios”. Y aunque hizo una reivindicación para “hace memoria de una historia muy grande”, advirtió de la tentación de quedarse en un “anteayer” y propuso que ese recuerdo abarcara “muchos siglos”.
Recuperar el sentido de pueblo
Desde ahí, vino al presente para recuperar el sentido de pueblo desde “la vecindad, el cuidado de los unos y los otros, el saludarnos los unos a otros, reconociendo que vivimos juntos y que todos son dignos de atención”. Lejos de exhibir músculo en un acto multitudinario, instó a los presentes a mostrar signos “nuestra amabilidad y de nuestro afecto, preocupándonos por lo que nos afecta a todos y socorriéndonos mutuamente”.
“Al renovar el centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús, asumimos la misión que el Señor ha dado a la Iglesia de hacer presente su rostro y tomamos a todos los que viven en España sin excepción”, entonó Osoro, en la que ha sido la última celebración pública del nuncio en España, Renzo Fratini, que hace efectiva su jubilación el próximo 2 de julio. Junto a él, le acompañaron en el altar, entre otros, los cardenales Antonio María Rouco Varela, Aquilino Bocos y una veintena de obispos.
Con bendición papal
Al comienzo de la eucaristía, el nuncio Fratini leyó la carta enviada por el Papa a través del secretario de Estado, Pietro Parolin. En ella, Francisco animó a los presentes a ser “testigos” del Evangelio “de modo que sea conocido y amado para reinar en los corazones de los hombres, en los hogares y distintos lugares de la sociedad”.
A través de la música, Francisco impartió una solemne bendición a todos los asistentes a la ceremonia.
Un verdadero río de gracia
El obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, como anfitrión presentó el año jubilar como “un verdadero río de gracia”. “La imagen de Sagrado Corazón de Jesús abre los brazos para acoger a todos, es el abrazo del amor de Dios a la humanidad”, subrayó.
“En este centenario no nos mueve más que el amor de Dios”, explicó García Beltrán que presentó la consagración como un “acontecimiento evangelizador y misionero”. “El momento presente exige evangelizar desde el corazón especialmente a los niños y a los jóvenes”, mantuvo.
Por su parte, el obispo auxiliar de Getafe y coordinador del jubileo diocesano, Jose Rico Pavés, hizo memoria de aquel 1919 y de los principales acontecimientos de este año jubilar.
Del duque de Anjou a la alcaldesa de Getafe
Por deseo de los organizadores, no acudió representante alguno de Casa Real, como ya aclaró Argüello desde la sede del Episcopado tras la celebración de la Asamblea Permanente. Sí participó en la celebración Luis Alfonso de Borbón, duque de Anjou. También se mantuvo el perfil bajo en cuanto a representación del Gobierno central y autonómico -tan solo un consejero-, si bien sí resulto significativa la presencia de la alcaldesa socialista de Getafe, Sara Hernández, al frente de las delegaciones municipales presentes. Entre los asistentes, a título personal, también se encontraban el ex ministro del Interior del PP, Jorge Fernández Díaz, así como los diputados de VOX, Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio.
También hubo una nutrida presencia militar, encabezada por el jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire, Francisco Javier Varela Salas. No en vano, Getafe es la cuna de la avión Española y gran parte de su economía está dinamizada por la base aerea militar y la factoría de Airbus.