Herreros, vigilantes, marineros, apicultores, belenistas, amas de casa, voluntarios, oncólogos, ingenieros… Así, hasta 41 personas recibieron el 19 de junio, de manos del rey Felipe VI, la Orden del Mérito Civil. Entre ellas, una religiosa madrileña de 45 años que, desde hace siete, comparte su vida con los más azotados por el terremoto que asoló Haití en 2010.
Es sor Mónica de Juan, una hija de la Caridad que está al frente de la misión que esta congregación tiene en Cité Soleil, “uno de los barrios más pobres y peligros de toda América”, según leyeron en el acta por la que le concedieron ese importante galardón el mismo día en que Felipe VI celebraba el quinto aniversario de su proclamación como Rey.
Y allí volvió cuatro días después, donde la esperan otras religiosas para atender una escuela infantil con más de 300 alumnos, una escuela de Primaria con cerca de 500 o un centro de salud que atiende diariamente a 200 personas, fundamentalmente niños malnutridos y madres seropositivas. Sí, definitivamente, lo que hace esta hija de la Caridad, con la que ha hablado Vida Nueva, tiene mucho, muchísimo, mérito. Lo pudo constatar en primera persona la reina Letizia el año pasado, cuando visitó el país caribeño.
PREGUNTA: ¿Qué sintió cuando se le comunicó la concesión de la Orden del Mérito Civil?
RESPUESTA: Para mí fue una sorpresa. Imagino que nadie se espera recibir una llamada de la Casa Real diciendo que te han concedido un reconocimiento. Y más cuando yo pienso no hago nada extraordinario. Pero pensé era una ocasión para hacer visible la obra de la Iglesia, de que la gente viera representada en mí la labor de tantos misioneros y misioneras anónimos, de tantos hombres y mujeres de buena voluntad que, en todos los rincones del mundo, dan su vida al servicio de los demás, de los más débiles, al servicio de la construcción del Reino de Dios.
P: ¿Qué supone en reconocimiento “civil” para una tarea realizada por una religiosa?
R: Los religiosos debemos ser ejemplo en nuestra sociedad civil, así que me parece que este premio es una magnífica ocasión para ensalzar los valores del Evangelio como valores por excelencia que ayudan a mejorar el mundo y la sociedad.
P: ¿Significa que la sociedad sigue valorando la entrega de la Iglesia a pesar de la creciente secularización?
R: Mi experiencia es que la sociedad sí valora el testimonio de vida de los miembros de la Iglesia concreta, de los hombres y mujeres que se entregan por el bien de los demás, en especial de los más débiles. La sociedad es hoy, igual que siempre, sensible a la gente que intenta ser coherente con sus opciones de vida y que esas opciones le llevan a vivir en situaciones y circunstancias difíciles. La secularización creo que es para nosotros una ocasión y una llamada a vivir con radicalidad y coherencia nuestro ser de cristianos y de consagrados.
P: ¿Coincidió con la reina Letizia cuando visitó Haití en 2018?
R: Sí, cuando la reina Letizia fue a Haití visitó nuestra misión y quedó muy impresionada por las condiciones de vida de la gente y por el trabajo que realizamos en nuestra misión en Cité Soleil. Ella estuvo conociendo la realidad, hablando con algunas de las madres de los niños con malnutrición a los que atendemos, con los profesores de la Escuela de Primaria, con los alumnos… Esto le permitió conocer más de cerca la realidad concreta. Y vio cómo intentamos con nuestros medios colaborar para mejorar un poco la vida de la gente, el futuro del país, a través de la educación de niños y jóvenes… La Reina es una mujer muy sencilla, atenta y sensible a la realidad de los pobres, fue una experiencia muy bonita el poder compartir con ella nuestra tarea.