Ser una iglesia testigo del rostro solidario de cristo, buen samaritano y profecía de la caridad para llevar la buena noticia y esperanza en la frontera. Bajo esta premisa en el marco de la 108° Asamblea plenaria de obispos de Colombia, Víctor Ochoa Cadavid, obispo de Cúcuta, capital del departamento Norte de Santander, fronteriza con Venezuela, ha presentado un informe de la situación actual en esta zona donde una gran cantidad de venezolanos y retornados colombianos transitan a diario, en una de las fronteras más vivas y dinámicas de América Latina con una extensión de 2.219 kilómetros.
De ser una de las naciones más ricas de América, Venezuela se sume actualmente en graves problemas de servicios públicos, acceso a medicinas, carestía de alimentos, escasez de gasolina en el interior del país y, por si fuera poco, con un amplio prontuario en violación de derechos humanos como reveló en su informe Michelle Bachellet, alta comisionada de la ONU, este 4 de julio, tras su visita de tres días a este país.
Rostro de Cristo en la frontera
El prelado destacó la labor que viene haciendo la Iglesia desde el año 2015, cuando por orden de Nicolás Maduro se cerró la frontera el 19 de agosto de ese mismo año, donde “más de 7.000 colombianos fueron deportados”, ha mencionado y desde entonces “más de 32.000 connacionales regresaron al país por temor, situación que generó una crisis humanitaria en la frontera”, la cual hasta la fecha ha ido en franco aumento.
Desde la llegada de los primeros deportados a Colombia, la provincia eclesial de Nueva Pamplona – teniendo en cuenta que no existe una Iglesia sin caridad, que sea hospital de campaña –, comienza a hacer presente el rostro de Cristo en la frontera. Son las primeras acciones focalizadas en atención a retornados y migrantes a través de la instalación de albergues temporales para ofrecer atención pastoral, espiritual y material a niños y familias
La Divina Providencia
La cantidad de migrantes venezolanos se multiplica, cifras de Migración Colombia señalan que en el país están con vocación de permanencia al menos 1.200.000, eso sin sumar los que están en condición irregular, lo cual ha llevado a la Iglesia a tomar medidas para proteger a los más vulnerables.
En el año 2016 inician las ollas comunitarias, pero la crisis humanitaria aumentó y es de este modo como Ochoa el 5 de junio de 2017 abre la casa de paso “Divina Providencia”, en la Parada, municipio de Villa del Rosario, donde a la fecha han entregado 1.400.000 almuerzos, 800.000 desayunos y realizado 100.000 consultas médicas, gracias al apoyo de 800 voluntarios, organizaciones internacionales y locales. Sin duda esta es una de las obras de misericordia surgidas a la luz de la acción evangelizadora. Además en 8 parroquias de la ciudad también se abrieron comedores de caridad.
Mano amiga a los caminantes
Igualmente el obispo ha destacado que el trabajo eclesial ha ido en crecimiento, es de este modo como la diócesis de Pamplona, Arauca, Ocaña, Tibú, Málaga Soatá y Riohacha, y las arquidiócesis de Bucaramanga, Tunja, Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y todas aquellas jurisdicciones eclesiales de paso han aunado esfuerzos para apoyar a los venezolanos.
Alrededor de unos 5.000 caminantes transitan por las vías de Colombia en busca de sus destinos nacionales e internacionales. “Para el recorrido se comparte agua y un kit de alimentos para el camino en la caseta del peregrino en la salida del municipio de Los Patios en mismo departamento de Norte de Santander.
Acciones humanitarias
Entre otras acciones humanitarias en favor de los migrantes desde la diócesis de Cúcuta han dispuesto también de la guardería Niña María para brindar atención espiritual a niños y niñas, hijos de venezolanos y retornados colombianos, donde atienden a unos 211 niños y niñas con alimentación y acompañamiento psicosocial.
Igualmente el Banco diocesano de alimentos ha logrado rescatar unas 579, 4 toneladas de alimentos en los últimos 3 años a través de la campaña ‘Cero desperdicios’, lo que ha llevado a beneficiar a más de 9.000 familias de escasos recursos para un total de 36.000 personas atendidas.
Por otra parte, para atender a aquellos venezolanos en tránsito y que llegan a Cúcuta encuentran una mano amiga en centro de migraciones y solidaridad y hasta la fecha han atendido alrededor de unas 10.000 personas entre los que están deportados, migrantes, desplazados, que reciben alimento, hospedaje, orientación y ayuda, mientras continúan su camino.