El Papa no quiere que se pase por alto la masacre vivida hace unos días en Libia, después de que un centro de detención para migrantes sufriera un ataque aéreo. “La comunidad internacional no puede tolerar hechos tan serios”, ha denunciado Francisco durante el rezo del ángelus en la plaza de San Pedro.
Además de rezar al Dios de la paz “por las personas pobres indefensas que murieron o resultaron heridas”, el Papa confió en que “los corredores humanitarios para los migrantes más necesitados se organicen de manera extendida y concertada”. En este sentido, el Papa también ha tenido presente a las víctimas de sucesos ocurridos recientemente en Afganistán, Mali, Burkina Faso y Níger.
La misión como testimonio
Más allá de la actualidad, Francisco reclamó a los presentes en la plaza de San Pedro “una actitud misionera” que vaya más allá de “nuestras necesidades” para tener en cuenta a los demás. Así, el Papa señaló que la misión “no es proselitismo, sino anuncio y testimonio”. Además, explicó que el misionero del siglo XXI requiere “franqueza y libertad evangélica para salir, resaltando la responsabilidad de haber rechazado el mensaje de salvación, pero sin condenas ni maldiciones”.
Y, en la línea de su Pontificado, el Papa reiteró que “a misión de la Iglesia se caracterizará por la alegría”. “Esta no es una alegría efímera que viene del éxito de la misión; por el contrario, es un gozo arraigado”, matizó. Es más, subrayó que se trata de un “ gozo interior e indestructible que proviene de la conciencia de haber sido llamado por Dios para seguir a su Hijo”.