Colombia

Colombia celebra el centenario de la coronación de su patrona, la Virgen de Chiquinquirá

  • Con una programación especial y bajo el liderazgo de los dominicos, el santuario recibe a miles de peregrinos
  • Los obispos, a los pies de María, confiaron la nación a su maternal cuidado al concluir la Plenaria





Con una nutrida programación, la Iglesia colombiana ha celebrado el centenario de la coronación de Nuestra Señora del Rosario de ChiquinquiráReina y Patrona de Colombia.

Concluye así el año Jubilar liderado por la Orden de Predicadores guardianes del Santuario y del milagroso lienzo, con diversas manifestaciones de fe que han congregado a un significativo número de devotos de la Virgen de Chiquinquirá, particularmente entre el 6 y 9 de julio.

Los pastores en peregrinación

Durante el último año, numerosas comunidades y grupos provenientes de todo el país, han peregrinado a los pies de la “Reina de Colombia”, incluyendo a la Conferencia de Religiosos de Colombia (CRC), en el mes de febrero, y a los obispos del país, quienes se han desplazado hasta el municipio de Chiquinquirá el pasado 6 de julio, al concluir la 108º Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC).

“A cien años de la coronación canónica de la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá, como Reina y Madre de nuestra nación, bajo la presidencia de Marco Fidel Suárez en la Plaza de Bolívar de Bogotá, los obispos de Colombia, trayendo con nosotros a todas las comunidades del país, venimos, peregrinos, a confiar a su maternal cuidado toda nuestra amada nación”, ha dicho el presidente de la CEC y arzobispo de Villavicencio, Óscar Urbina Ortega, en la Eucaristía concelebrada con sus hermanos obispos.

No desfallecer en la fe

En su homilía Urbina invocó la intercesión de la Patrona del país para construir una casa fraterna entre los colombianos”, evocando su ejemplo para no desfallecer en la fe en la actual coyuntura que vive el país.

María nos enseña a creer aún en la noche que atravesamos por la violencia de las armas, la de los corazones endurecidos por la indiferencia y la codicia, que enceguece y no deja ver el dolor de los pobres, de los que no tienen techo, ni tierra, ni trabajo, por la violencia de la corrupción que despoja a los más frágiles, para nutrir el egoísmo de unos pocos, por la avalancha de la narcodegradación que arrasa con la vida de los niños, los adolescentes y los jóvenes que son la presencia del mañana”, ha dicho el presidente de la CEC.

A ejemplo de María, que confortó, acompañó y permaneció con los discípulos de Jesús, Óscar Urbina exhortó a que “en nuestras comunidades eclesiales debemos acogernos, caminar juntos, perdonarnos, no permitir el espíritu de la división”, con la convicción de que “toda la sociedad necesita el impulso permanente del diálogo que ponga fin a la violencia y seguir encontrando caminos de reconciliación, trabajar por la unidad del país, por encima de los obstáculos y convirtiendo en riqueza comunitaria, las diferencias y colocar en el centro de toda la vida política, social y económica la persona, con el misterio de su dignidad, el respeto por el bien de todos y la erradicación de las causas estructurales de la corrupción y la pobreza que engendran inequidad y violencia.

Las actividades desarrolladas durante los últimos cuatro días dan cuenta del valor imperativo de esta cultura del diálogo y del encuentro, que no puede prescindir del espíritu de fe. En este sentido, la agenda que siguió a la Eucaristía en la que participaron los obispos del país dio paso a vigilias de oración, predicaciones, rezo del Santo Rosario y eucaristías en la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá y en diferentes horarios.

Agenda musical en clave de fe

Las procesiones con el lienzo del cuadro renovado de Nuestra Señora del Rosario hace 433 años–, por las calles de Chiquinquirá, estuvieron acompañados de actos musicales marianos y conciertos con la participación de corales, orquestas y músicos católicos. La agrupación afrocolombiana Herencia de Timbiquí también participó en este sentido homenaje. Las celebraciones concluyeron con una solemne eucaristía el 9 de julio, a las 6 de la tarde, y con el regreso del lienzo renovado al camerín.

Foto: CEC.

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