‘33 El Musical’ ha cosechado un éxito sin precedentes en taquilla en su primera temporada en cartelera. Tanto es así que ha sobrevivido a una primera criba de obras estrenadas durante el pasado curso en la capital española. Con 120.000 espectadores a sus espaldas, regresará el próximo 10 de octubre al teatro erigido en Ifema, con algunos retoques en el relevo de algunos actores -Christian Escuredo seguirá al frente como Jesús de Nazareth-, en materia escenográfica, en la comodidad de las butacas de platea…
Sin embargo, la nueva temporada de ‘33 El Musical’ también llega con un conflicto abierto entre la sociedad propietaria de sus derechos de explotación y el autor de la obra, el sacerdote Toño Casado.
Vías de solución
Así queda de manifiesto en un comunicado hecho público por los productores en el que admiten haber intentado “establecer un diálogo abierto con el sr. Casado Garcinuño para intentar resolver la situación, sin que hasta el momento se hayan podido reunir para plantear vías de solución”. Vida Nueva se ha puesto en contacto con Casado, que ha declinado hacer cualquier tipo de declaración al encontrarse el asunto en manos de sus abogados.
Las discrepancias entre ambas partes se hacen públicas después de que hace algo más una semana el sacerdote Daniel Pajuelo, a través de su cuenta de Twitter, publicara un mensaje en el que expresaba: “Es una lástima que la productora haya exprimido y hundido a su creador Toño Casado, y después le haya robado los derechos de su obra”.
“Ahora ya es solo un producto para lucrar a un grupo de despiadados inversores. #Novayas”, añadía. Minutos después, Pajuelo retiraba el mensaje y comentaba a través de su cuenta el motivo: “Lo he hecho porque, a pesar de que creí que era mi deber decirlo, no puedo ofrecer pruebas de lo que afirmé”. “Os invito a investigar por vuestros propios medios”, completaba.
Hoy, el religioso marianista publicaba un nuevo tuit en el que zanja la cuestión por su parte: “Por este medio me retracto de las afirmaciones que hice contra la productoral del musical 33 en el tweet publicado el 30 de junio a las 12:46”. “Dichas afirmaciones constituyen una grave e ilegítima intromisión en el derecho al honor de esta compañía”, detalla.
Titular de los derechos morales
A raíz de eso, a través del extenso y detallado comunicado, los productores admiten que Toño Casado “continúa siendo el titular indiscutible de los derechos morales” de la obra como establece la Ley de Propiedad Intelectual, y a la vez aclaran que “son irrenunciables e inalienables a su condición de autor, y por ende no pueden ser objeto de robo”.
Precisamente sobre la acusación lanzada, el comunicado señala que manifestar públicamente que Toño Casado “ha sido objeto de robo, entre otras afirmaciones”, constituye “una grave e ilegítima intromisión en el derecho al honor tanto de la sociedad, de sus socios y de los productores del musical”.
Eso sí, el texto aclara que Toño Casado “transmitió libre, voluntaria y legítimamente los derechos de explotación de ‘33 El Musical’, valorados en 100.000 euros, a la sociedad White Kite Producciones mediante una aportación no dineraria” recibiendo a cambio una contraprestación en forma de participaciones sociales. Incluso se detalla que Casado es el socio con más participaciones en la sociedad “con un valor entorno a un millón de euros”.
La Iglesia, al margen de la producción
En el comunicado, la sociedad “lamenta profundamente la situación y manifiesta su deseo de que se resuelva lo antes posible, por los cauces adecuados, con el fin de no dañar la imagen y la reputación de la obra y por ende del equipo que la hace posible”. Incluso se llega a reiterar “públicamente el respeto” al sacerdote “por crear una buena obra y por su tesón en difundirla”.
También se aclara en el texto que ‘33 El Musical’ es un proyecto que ha contado con un presupuesto de cinco millones de euros a través de 72 socios inversores que hoy por hoy emplea a 140 personas. “La Iglesia no está detrás de ninguno de los aspectos de esta producción”, subraya el texto, que asegura que el objetivo de esta producción teatral es “llegar a todos los públicos, cristianos o no, ya que defiende valores universales como la solidaridad, el perdón, la honradez, el respeto, la integridad y el amor”.