El nuncio apostólico en México preside la misa por los 300 años de la Virgen de Juquila

  • “No estamos solos, tenemos una madre”, aseguró Franco Coppola al celebrar la eucaristía en Oaxaca
  • El diplomático llamó a aprender de la Virgen María que, como madre, “cuida y se ocupa de sus hijos”

El nuncio apostólico en México preside la misa por los 300 años de la Virgen de Juquila

Miles de fieles participaron este jueves en los festejos por los 300 años de presencia de la imagen de la Virgen de Juquila en el santuario de Santa Catarina, Oaxaca, cuya celebración eucarística fue presidida por el nuncio apostólico en México, Franco Coppola.

Durante su homilía, el diplomático vaticano explicó que una manera de cumplir con su misión de representar al Papa es haciéndose presente en celebraciones tan importantes como ésta, y recordó que fue precisamente el papa Francisco quien quiso coronar a la Virgen de Juquila en octubre de 2014 –celebración que presidió el entonces nuncio Christopher Pierre– como una manera de expresar su devoción a la Virgen María.

Franco Coppola, de origen italiano, consideró que los mexicanos deben sentirse privilegiados porque la Virgen María quiso quedarse en estas tierras; “no aceptó ir a otro lugar. Quiso quedarse aquí con ustedes. Son privilegiados porque de manera especial están bajo su mirada”.

Aprender a ver con los ojos de María

El representante del Papa llamó a los devotos de Nuestra Señora de Juquila a aprovechar este aniversario para aprender de María, que no se auto contempla y no pide a los demás que la admiren, “sino más bien está atenta a nosotros, como una verdadera Madre”.

Aseguró que uno de los problemas de este tiempo es que las personas no se sienten miradas con amor. “Es un tiempo en el cual –dijo– hay mucha comunicación y tenemos amigos por todo el mundo; sin embargo, muchos se sienten solos, abandonados”.

Continuó: “la Virgen María, en cambio, no se sentía sola. Sabía que su Señor la quería muchísimo, y no porque era especial, sino porque era su sierva; no por sus méritos, sino por su humildad”.

“No estamos solos –afirmó– tenemos a nuestra madre; una madre atenta. Es por eso que es la causa de nuestra alegría, porque está atenta a nosotros (…) Me llena el corazón de alegría la certeza de que la Madre del cielo me está mirando y se ocupa de mí; claro, ninguna mamá se contenta sólo de mirar a sus hijos, se ocupa de ellos”.

Ser como niños para entrar al cielo

Tras destacar la abundante presencia de niños en la celebración, el nuncio apostólico recordó las palabras de Jesús en el sentido de que hay que ser como niños para entrar al Reino de los cielos.

Explicó: “un niño no tiene preocupaciones; ningún niño aquí se preocupa de qué comerá mañana, o si mañana o pasado mañana tendrá que vestirse o no; no es su asunto, son sus padres los que tienen que pensar en eso”, dijo, y llamó a nunca permitir que las preocupaciones inunden el corazón. 

Una imagen muy venerada

La imagen de la Virgen de Juquila llegó a Oaxaca en 1552, en manos de un fraile español, quien la cedió a un indio que vivía en el pueblo de Amialtepec. Tras varios hechos prodigiosos en la localidad, los habitantes del pueblo comenzaron a venerarla.

En el año 1633, un sacerdote de nombre Jacinto Escudero hizo que la imagen fuera trasladada de la casa del indio a la iglesia de Amialtepec, donde los habitantes de los pueblos vecinos también acudieron a darle culto, especialmente el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción.

Debido a la gran devoción que tenía la imagen, el 30 de junio de 1719 el obispo firmó un edicto y la trasladó a la iglesia central de Santa Catarina Juquila, donde desde hace tres siglos se le honra y venera.

Noticias relacionadas
Compartir