La venta por 2,8 millones de euros en Sotheby’s de un cuadro de Velázquez que durante tres siglos se ha creído perdido, el Retrato de Olimpia Maidalchini Pamphilj, de medio cuerpo, pintada de negro (1650), ha recuperado la figura de donna Olimpia Maidalchini Pamphilij como ‘Papisa’. “Así la llamaban en aquellos famosos escritos que aparecían en alguna fuente pública y en alguna estatua, la Papessa, narra Juan María Laboa, autor de Historia de los Papas. Entre el reino de Dios y las pasiones terrenales (La Esfera de los Libros).
Donna Olimpia fue cuñada –“y supuestamente amante”, dice el catálogo de la casa de subastas londinense, aunque hoy se descarta– de Inocencio X. “El marido muere. Y ella, según fuentes de la época, porque no está confirmado, favoreció de alguna manera que el hermano fuese elegido cardenal y, finalmente, papa –prosigue Laboa–. En cualquier caso, favoreciese o no, lo que es cierto es que ella influye mucho durante el pontificado del papa Inocencio X”.
Que era una mujer poderosa en la Roma del siglo XVII lo demuestra el propio retrato de Velázquez, el único que pintó de una mujer en su segundo viaje a Roma (1649-1651). El pintor, que entonces ejercía de ayuda de cámara de Felipe IV, fue enviado por el rey para adquirir pinturas y esculturas para el Salón del Reino. Enriquetta Harris, una de las historiadoras del arte que mejor conoció la vida y obra del maestro sevillano, afirmó que “su mayor triunfo por entonces fue granjearse el favor del Papa para que le dejara retratarle, favor concedido a pocos extranjeros”. Aquel retrato de Inocencio X no solo fue el “pasmo de Roma”, sino que le abrió las puertas de los entresijos vaticanos.
Velázquez era ya un reconocidísimo pintor, pero el retrato del Papa hizo que le llovieran encargos entre la Curia vaticana. Fue cuando pintó a donna Olimpia. “Esta mujer se casa en segundas nupcias con el hermano mayor del cardenal Pamphilj, y vuelve a quedarse viuda. Debía ser una mujer enérgica e inteligente, a quien el futuro Inocencio X estimaba. Parece que la utilizaba, en el sentido normal del término, para algunos trabajos en la Curia”, señala Laboa, sacerdote, profesor e historiador de la Iglesia.
Laboa recuerda que para su Historia de los Papas se encontró con un episodio protagonizado por donna Olimpia que “me produjo irritación”. Así lo describe: “Me llamó la atención que esta mujer, que había vivido del Papa y que se enriquece a su costa, cuando muere Inocencio X dice que no tiene dinero ni para la caja ni para el funeral, que debían de pagar los familiares. Fue atrabiliaria y egoísta. El cuerpo del papa Pamphilj permanece abandonado durante unas horas en una habitación que había sido cuarto de jardinería, que es una cosa increíble. Hasta que un cardenal nombrado por él se hace cargo de todo”.