John Bradburne, el patrón de los aventureros

  • Fue martirizado hace 40 años en Zimbabwe, donde no quiso abandonar la leprosería que dirigía
  • El 5 de septiembre se abre oficialmente la causa de beatificación de este converso del anglicanismo

John Bradburne, el patrón de los aventureros

Cuarenta años después de su martirio en Zimbabwe (entonces Rhodesia), John Bradburne ha dado su primer paso para ser reconocido santo por la Iglesia. Y es que, según ha anunciado la fundación erigida para difundir su memoria, la John Bradburne Memorial Society, la Congregación para la Causa de los Santos ha aceptado abrir el proceso de beatificación.

Nacido en 1921 en Skirwith, este británico siguió la estela de su padre, pastor anglicano, y practicó la fe evangélica. Su constante afán de búsqueda (era poeta, músico y místico) y el estallido de la Segunda Guerra Mundial le llevaron en 1940 a la India, tierra originaria de su madre, alistándose como voluntario en su ejército.

Combatió a los japonenes en India

Enviado al Malaya británico, en lo que hoy es Malasia, luchó junto a las comunidades gurkhas frente a los invasores japonenes. Tras vivir todo tipo de aventuras (como un naufragio y una experiencia durante un mes en la selva), la experiencia le permitió ahondar en su interioridad. Acabada la guerra, volvió a su país y allí encontró su auténtica vocación. Tras convivir con los benedictinos de Buckfast Abbey, al final se convirtió al catolicismo, bautizándose en 1947.

Después de un primer intento por consagrarse benedictino (fue rechazado por la comunidad por el poco tiempo transcurrido desde su conversión), se dedicó de nuevo a viajar y, en la siguiente década, además de en varios lugares de Inglaterra, residió en Francia, Italia, Italia, Grecia, Israel o Bélgica. Vivió un sin fin de experiencias, propias de su carácter aventurero y austero, como cuando pasó un año entero en un pequeño pueblo de Italia tocando el órgano como principal ocupación.

Vivió como un ermitaño

El siguiente paso, en 1956, fue su consagración como franciscano seglar. Pese a ser laico, siempre expresó que soñaba vivir como un ermitaño y ser enterrado con el hábito franciscano. Como misionero de esta orden, tras aceptar la invitación del jesuita John Dove, viajó a lo que entonces era Rhodesia. En Mutemwa, en 1969, pasó a dirigir una leprosería, viviendo él mismo como un ermitaño.

La situación en el país cambió drásticamente con el estallido de la guerra. Bradburne se negó a huir y manifestó su compromiso total con los enfermos a los que atendía. Eso le acabó costando la vida el 5 de septiembre de 1979, cuando un grupo violento, cercano al que luego sería dictador del país, Robert Mugabe, le secuestró y asesinó, acusándole de espía. Fue enterrado allí donde se encarnó. Y, por supuesto, con su hábito franciscano.

Recordado en Mutemwa y en Londres

Este 5 de septiembre, precisamente en Mutemwa, al cumplirse los 40 años de su martirio, se inaugurará oficialmente la causa de su beatificación. También será recordado en su país natal con una misa en la catedral londinense de Westminster (donde ejerció como sacristán con el cardenal Godfrey), donde se mostrarán sus reliquias.

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