El pasado 1 de julio, la Cámara de Senadores en México aprobó una reforma al artículo 4 constitucional, señalando que “toda persona tiene derecho a la protección de la salud en condiciones de dignidad”, incluyendo los cuidados paliativos y la posibilidad de acceder a una “muerte digna”. Esta propuesta será debatida próximamente en la Cámara de Diputados, y de aprobarse, deberán avalarla 17 de las 31 legislaturas locales para su validez jurídica.
Al respecto, Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas (Chiapas), aseguró que por más que quieran adornar la verdad con expresiones bonitas, como “muerte digna”, el proyecto para hacer legal “la eutanasia no deja de ser la destrucción de una vida, un verdadero asesinato”.
En su artículo semanal distribuido en los medios de comunicación, el también responsable de la Dimensión para la Doctrina de la Fe de la Conferencia del Episcopado Mexicano advirtió que con ese término se quiere “disimular lo que es un verdadero suicidio u homicidio, aunque se aleguen motivos de humanidad”.
“Se intenta justificar ese recurso diciendo que lo que se pretende es que no sufra tanto una persona que parece no tener remedio ante una enfermedad incurable. Nos convertimos, así, en dueños de una vida que se ha recibido del Creador”, dijo.
Para el obispo, los familiares que aprueben esta medida, si su enfermo está inconsciente, es porque quieren “deshacerse de él y que no les dé más problemas, aunque pongan como pretexto aliviar el dolor del paciente”.
“En estas condiciones, la solución más humana son los cuidados paliativos, la cercanía afectiva de la familia, nunca el ‘encarnizamiento terapéutico’, que es inhumano”.
Felipe Arizmendi recordó que este tipo de “expresiones bonitas” se utilizan también en otros ámbitos. “Astutamente, por ejemplo, se habla de ‘interrupción del embarazo’, en vez de aborto, que es un crimen, el asesinato de un ser inocente. Se habla de ‘salud reproductiva’, que es un auténtico control de la natalidad”.
También se refirió al “’derecho de la mujer a disponer de su cuerpo’, como una medida para disimular que es disponer arbitraria e injustamente de otra vida humana que la mujer embarazada lleva en su vientre. Se califica de ‘matrimonio igualitario’ a lo que no es tal, sino un enlace, un contrato civil, un compromiso de vida en común de personas del mismo sexo, y se habla de ‘uso lúdico de la droga’, para no reconocer que se facilita una verdadera esclavitud por el libertinaje”.
Retomando el tema de la eutanasia, el obispo refirió que el Catecismo de la Iglesia Católica dice al respecto que “aquellos cuya vida se encuentra disminuida o debilitada tienen derecho a un respeto especial. Las personas enfermas o disminuidas deben ser atendidas para que lleven una vida tan normal como sea posible”.
“Defendamos y protejamos la vida, en cualquier fase que se encuentre. No somos dioses, para disponer de ella a nuestro parecer”, concluyó.