“Estoy a disposición total del papa Francisco, que dentro de unos días, a través de la Congregación para los Obispos, me dirá mi nuevo destino. Yo estoy abierto a todo”. Con estas palabras, el obispo emérito de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa (62 años), reaparece tras su retiro de seis meses en Bogotá. El Pontífice aceptó su renuncia ‘simpliciter’, es decir, sin más argumentos y respetando la privacidad de las razones del prelado, el pasado 16 de enero, después de siete meses de “reflexión y renovación espiritual”.
Francisco le había concedido este periodo de retiro el 15 de junio del año pasado, y, tras aceptar la renuncia, el pasado 19 de enero Berzosa volvía a su diócesis para despedirse en una multitudinaria ceremonia en la catedral. A los pocos días puso rumbo a Colombia por iniciativa del Papa, según ha explicado el prelado en una entrevista con la Oficina de Comunicación del Arzobispado de Bogotá.
El “caso Berzosa” –motivado por una serie de denuncias que hablaban de un “comportamiento inmoral” y malversación de los fondos diocesanos– ha sido seguido por la Congregación para los Obispos, que le investigó, pero no encontró nada contra él.
“Me permitió, a petición propia, un periodo de renovación espiritual, descanso, de nuevas experiencias… Me permitió ir a Francia, donde tuve una experiencia contemplativa en un monasterio benedictino. Después, el Papa me dijo que hora tocaba una experiencia pastoral y el Plan Pastoral de Evangelización de Bogotá es de los mejores del mundo”, ha explicado. Y ha añadido: “Ha sido un acierto, aquí he sido acogido, he aprendido, he podido trabajar y disfrutar pastoralmente”.
Tras finalizar su periplo por Bogotá, donde ha ayudado en la parroquia de Las Nieves, ahora espera nuevo destino, que podría ser una diócesis española o de tierra de misión, algún servicio en la diplomacia vaticana o en algún dicasterio de la Curia romana. “Desde el día en que me ordené dije: Padre, en tus manos estoy; Jesucristo, cuenta conmigo donde quieras en tu Iglesia católica grande, y al Espíritu, donde tú me lleves”, ha dicho sobre su próximo destino.
En la entrevista, Berzosa también ha hablado sobre su vocación y ha hecho un repaso de sus destinos pastorales.
Y ha querido concluir con unas emotivas palabras: “Ojalá que en este siglo XXI ser cristiano signifique tener a Cristo en el corazón; la cabecita siempre en la vida eterna porque estamos de paso; las manos: una para recibir cada día al Señor y la otra para acariciar a los más pobres; los pies siempre pisando tierra pero no embarrados, para ser peregrinos y anunciadores; los ojitos: uno para leer el Evangelio de cada día y el otro para leer ‘Evangelii gaudium’; los oídos: uno para escuchar a nuestra gente de cerca y el otro a toda la catolicidad; la nariz bien destapada para olfatear donde están los signos de los tiempos allí donde Dios habla y en donde se le quiere ocultar para que no hable; y la lengua no para maldecir, criticar o ser profetas de calamidades, sino para bendecir, alabar, agradecer y dar gracias a Dios”.