Quedó conformado el Consejo Directivo que dará gobierno a la Academia de Líderes Católicos (ALC), a través de la cual se busca preparar a los laicos de esta región para influir en los diferentes ámbitos de acción de la vida pública.
La Academia de Líderes Católicos nació en Chile en el año 2009 con el objetivo de formar líderes católicos a fin de que, a partir de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, contagien los valores cristianos en la vida social, política y económica.
En entrevista para Vida Nueva, el director de la ALC, José Antonio Rosas, explicó que dado el éxito que tuvo en Chile la iniciativa –donde se cuenta con tres mil ex alumnos y se tiene presencia en 80% de las diócesis– fue hasta hace dos años cuando la academia comenzó a trabajar en Iglesias particulares de otros países, empezando por Uruguay.
El Consejo Directivo, un paso importante
Ante el crecimiento de la academia en la región, surgió la necesidad de un Consejo Directivo para dirigir sus acciones. Este consejo quedó conformado el pasado 16 de junio, en el marco del V Diplomado Internacional de Doctrina Social de la Iglesia: “Globalización e identidad católica en el cambio de época”, realizado en la Ciudad de México. Como presidente de este consejo está el Arzobispo Primado de México, el cardenal Carlos Aguiar Retes.
Como vicepresidente de la ALC quedó el doctor Guzmán Carriquiry, actual secretario de la Pontificia Comisión para América Latina; como secretario general, el mexicano Rodrigo Guerra, profesor y miembro del Dicasterio para el Desarrollo Humano del Vaticano, y como consejeros: Rocco Buttiglione, ex vicepresidente del Parlamento Italiano; Ignacio Sánchez, rector de la Universidad Católica de Chile, y la religiosa Liliana Franco, presidenta de la Conferencia de Religiosos de América.
“Se trata de personas que son referentes importantes de la Iglesia en América Latina. El cardenal Carlos Aguiar Retes, por ejemplo, quien preside el consejo, tiene autoridad moral en los episcopados y en la Iglesia continental”, dijo José Antonio Rosas.
El Consejo Directivo regirá la ALC que ya trabaja en países como Chile, Uruguay, México, Panamá, Costa Rica y Perú; próximamente también comenzará a funcionar en países como, Colombia, Nicaragua, e incluso en España.
La misión es formar líderes
José Antonio Rosas destacó que la misión de la ALC se logra a través de distintos programas de formación; “hemos desarrollado un itinerario formativo, un programa de formación de 10 niveles en cinco años; tenemos programas dirigidos desde chicos de 15 años hasta profesionales, y el programa más importante y consolidado es el Diplomado de Doctrina Social de la Iglesia; en estos diplomados tenemos ya 400 alumnos de 18 países”.
Añadió que los programas de formación están en sintonía con el magisterio del papa Francisco, pues se trata de cursos que ayudan a descubrir la verdad, apreciar la belleza, hacer el bien. “Esto, ya en lo concreto, significa desde talleres de herramientas directivas como oratoria, debate, inteligencia emocional, hasta formación intelectual en fundamentos de la vida, antropología cristiana, coach, principios políticos y economía social de mercado”.
Para José Antonio Rosas, es importante que la Iglesia en Latinoamérica cuente con una academia de este tipo porque necesita formar a personas “que desde una clara identidad laical; es decir, no como ayudantes de cura para repartir el agua bendita, sino cristianos con identidad laical, actúen en la sociedad como discípulos misioneros; la Iglesia debe formar laicos con una identidad cristiana que, metidos en el mundo, transformen las estructuras desde el Evangelio”.
Finalmente, adelantó que en octubre próximo la ALC realizará en Santiago de Chile una reunión de una red de políticos católicos de 12 países; “estamos hablando de gente que tiene responsabilidades nacionales y que durante dos días van a profundizar en el pensamiento político del papa Francisco”; además se realizará un diplomado internacional de Doctrina Social sobre geopolítica de América Latina, donde los profesores serán el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, Guzmán Carriquiry y el cardenal Daniel Sturla de Uruguay.