Con un enérgico mensaje de “rechazo y repudio a todos los actos de violencia con los cuales se han venido persiguiendo, amenazando, asesinando y desapareciendo a más de un centenar de líderes sociales en el país”, la vida consagrada colombiana ha sentado su posición en defensa de la vida.
Marcha por la vida
“¡Toda vida humana es sagrada e inviolable!”, ha manifestado la Junta Directiva de la Conferencia de Religiosos de Colombia (CEC) a través de un mensaje a toda la vida consagrada que coincidió con la #MarchaPorLaVida que movilizó a miles de ciudadanos en 80 ciudades –30 de ellas fuera de Colombia– el 26 de julio, para respaldar a los líderes sociales del país y hacer memoria de aquellos a quienes los violentos les arrebataron la vida.
En la movilización que tuvo lugar en Bogotá, la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) de la CRC recordó a las víctimas cristianas que entregaron su vida como consecuencia de su profetismo y de su opción por los pobres. Su legado es una invitación para “caminar en la memoria, la verdad, y la exigencia de justicia y no repetición” exhibían algunos de sus miembros en una pancarta (como se aprecia en la fotografía).
Al igual que los obispos colombianos, la CRC se ha pronunciado a favor de quienes “se han comprometido con los más vulnerables, olvidados y explotados”, destacando su valentía en la defensa de los derechos humanos, pues “son hombres y mujeres que se han revestido de coraje y voluntad para luchar por la búsqueda de condiciones dignas para los pueblos”.
Sentir con los líderes
La vida consagrada no ha sido ajena a los sistemáticos asesinatos de líderes sociales que azota al país. “Sentimos el dolor de los religiosos y religiosas que han vivido y acompañado a estos líderes en sus luchas y sueños”, se lee en el comunicado.
De ahí que la CRC considere que “ya es la hora para no callar, para no dejar que el silencio y la indiferencia destruyan los sueños e ilusiones de una sociedad justa”. Pero también, “ya es hora de estar con quienes hoy sufren y reclaman sus derechos (…), de ir a las periferias para sembrar la esperanza del Reino querido por Dios y anhelado por muchos hombres y mujeres”.
Finalmente, al reiterar su apoyo “a todos los religiosos y religiosas, obispos, sacerdotes y laicos, agentes de pastoral, hombres y mujeres de buena voluntad que marchan por la vida”, la vida consagrada colombiana exhorta “a los organismos del Estado a garantizar la protección de la vida, en particular de todos los líderes sociales”.
Foto: Hna. M. Constanza Arango, FMA, secretaria de la Comisión JPIC-CRC