El Colegio Cristóbal Colón-La Salle, en el municipio de Naucalpan, se convirtió este sábado en la sede del Congreso Eucarístico de la Provincia de Tlalnepantla, a manera de preparación para el Congreso Eucarístico Nacional que se llevará a cabo del 20 al 22 de septiembre en la Arquidiócesis de Yucatán.
Esta provincia está compuesta por la Arquidiócesis de Tlalnepantla, así como por las diócesis de Cuautitlán, Texcoco, Izcalli, Teotihuacán, Nezahualcóyotl, Valle de Chalco y Ecatepec.
El encuentro fue inaugurado esta mañana por el arzobispo de Tlalnepantla, José Antonio Fernández Hurtado; posteriormente se realizó la Lectio Divina, dirigida por el obispo de Texcoco, Juan Manuel Mancilla; hubo dos conferencias magistrales –a cargo del sacerdote Ricardo Valenzuela, especialista en Liturgia, y el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López–, una hora santa y algunos testimonios.
La misa fue presidida por el arzobispo de México, cardenal Carlos Aguiar Retes, quien hasta hace año y medio se desempeñaba como arzobispo de Tlalnepantla, y concelebrada por los obispos de las siete diócesis sufragáneas.
En la homilía, Aguiar Retes, al referirse a la Eucaristía como centro de la vida cristiana, explicó que la misión de Jesús va mucho más allá de satisfacer las necesidades materiales que exige la vida corporal, pues “alimenta el espíritu del ser humano para darle a conocer el designio divino de participar de la vida divina”.
Dijo que los fieles suelen acudir a Dios Padre cuando “aprieta la vida” y se encuentran en situaciones difíciles, esperando a veces soluciones milagrosas a sus problemas. “La tentación de todos los tiempos para el que cree en Dios, es la idolatría; hoy esta tentación es más sutil y polifacética”, denunció.
“Todo creyente tiene necesidad de la conversión, que pasa por la prueba de abandonar su propia idea sobre Dios, y aceptar al verdadero Dios Trinidad, que se manifestó en la persona y vida de Jesús de Nazaret”.
Y para alcanzar la conversión y creer en el verdadero Dios, Aguiar Retes llamó a leer, meditar y rumiar la Palabra de Dios, en particular los Evangelios, y hacerlo en comunidad, sea la familia, los vecinos, en la parroquia, en un movimiento apostólico, pues solamente así, dijo, superaremos la ideologización del Dios que hemos concebido.
El arzobispo de México pidió a los fieles vivir la Eucaristía para ser buenos discípulos en comunidad. “Lleguemos a la Eucaristía con nuestras experiencias de vida y apostolado, uniendo nuestros recursos humanos y económicos, y habiendo auxiliado a los pobres y necesitados de nuestra sociedad. Y salgamos de cada Eucaristía dispuestos a dar testimonio del Verdadero Dios, por quien se vive”.