Roberto Octavio González: “Puerto Rico no está dispuesto a tolerar la corrupción”

Roberto Octavio González, arzobispo de San Juan

Puerto Rico vive una de sus peores crisis de las últimas décadas. Las protestas se suceden en las calles tras la filtración de un chat, plagado de comentarios machistas, homófobos y vejatorios hacia las víctimas del huracán María, del que forma parte activa el gobernador del país, Ricardo Rosselló. Sin embargo, aunque el ya denominado ‘chatgate’ fue el detonante, la polémica se intensificó cuando dos funcionarios del gobernador fueron detenidos por el FBI dentro de una investigación de corrupción. La isla, “practicamente en su totalidad”, pidió la dimisión de Rosselló, un reclamo al que tras varios días, accedió. A esta petición se sumaron los obispos, “siguiendo la Doctrina Social de la Iglesia”, afirma a Vida Nueva el arzobispo de San Juan, Roberto Octavio González.

PREGUNTA.- En Latinoamérica son varios los países que no viven un buen momento. En todos ellos (Venezuela, Nicaragua…), los obispos se han posicionado con su pueblo. El Episcopado de Puerto Rico ha tomado la misma dirección. ¿Qué les ha llevado a pronunciarse en una carta pastoral conjunta?

RESPUESTA.- Dice el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia que “la sociedad y con ella la política, la economía, el trabajo, el derecho y la cultura no constituyen un ámbito meramente secular y mundano, y por ello marginal y extraño al mensaje y a la economía de la salvación”. Es en ese contexto que los obispos nos solidarizamos con el pueblo de Puerto Rico que prácticamente en su totalidad reclama la salida del gobernador debido a las revelaciones del contenido del chat privado en que se laceraba la dignidad humana de distintos sectores de la sociedad mediante burlas sobre personas de la comunidad LGBTI, mujeres, personas obesas y otros comentarios que ofenden la dignidad humana, la honra y la reputación de muchas personas.

P.- Más allá de los comentarios machistas y homófobos de los miembros del Gobierno de Rosselló, y que el Episcopado ha condenado, dos funcionarios del gobernador fueron detenidos por corrupción. ¿Está inserto este cáncer en la sociedad puertorriqueña?

R.- La corrupción es una tentación no solo en el gobierno, sino en las empresas. Y cuando se cae en esta tentación, se convierte en un mal social, en un asco social. La corrupción es un crimen que atenta por lo general contra los más vulnerables, contra su salud, educación y es un pecado contra el principio del bien común. Tristemente, desde las pasadas décadas en Puerto Rico hemos sido testigos de funcionarios del poder ejecutivo, legislativo y judicial acusados de corrupción. Nunca podría decir que la corrupción está insertada en la sociedad puertorriqueña porque nuestro pueblo es muy noble, muy honesto y precisamente el reclamo social que se hace ahora es que nuestra sociedad no está dispuesta a tolerar la corrupción, que la repudiamos y que pedimos que se erradique. Pero sí, ha estado, lamentablemente, en distintas administraciones del Gobierno.

P.- Señalan en la misiva que el Ejecutivo “ya no puede seguir ejerciendo el poder”. ¿Qué Gobierno necesita el país hoy?

R.- Puerto Rico necesita tener confianza en sus gobernantes. Y estos deben tener sensibilidad en sus acciones, transparencia en su proceder, sabiduría en su manera de gobernar y amor por nuestra Patria y sus compatriotas. Puerto Rico necesita un gobierno propio, cuya soberanía resida en nuestro pueblo de manera que este sea el propio protagonista de su historia. Necesita superar su condición colonial. Un ejemplo de esta condición es que, desde 2016, el país se encuentra bajo el poder de una Junta de Supervisión Fiscal (JSF) nombrada por el Congreso de Estados Unidos. Puerto Rico necesita un gobierno con responsabilidad administrativa y mucha honestidad que tenga su corazón puesto en los más vulnerables.

P.- La exhortación ‘Christus vivit’ habla del espíritu de renovación de los jóvenes, de sus ganas de ser motor de cambio en la Iglesia y en la sociedad. A los medios han saltado las voces de reconocidos cantantes del país, como Bad Bunny o Ricky Martin. ¿Qué papel ejercen los jóvenes en esta ola de cambio que reclama el país?

R.- La grandeza de una sociedad es lo colorido de sus generaciones. En Puerto Rico tenemos una generación de personas jóvenes que han sido protagonistas de este momento histórico. Han sido artífices de las dos grandes marchas y no han dejado de deslumbrarnos con creatividad. Pero para mí, lo más impresionante es su amor patrio, su deseo de tener un nuevo y mejor Puerto Rico, su deseo de que Puerto Rico tenga gobiernos honestos y sensibles. Sin lugar a dudas, los grandes protagonistas de esta ola de cambio es la juventud puertorriqueña. Creo que Puerto Rico tiene garantizado un mejor futuro si escuchamos a los jóvenes, si los insertamos en la gobernanza. Puerto Rico no está apagado porque tiene una juventud que es su verdadero motor de cambio.

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