Vaticano

“La identidad del Instituto Juan Pablo II está amenazada”, denuncia el vicepresidente

  • Según José Granados, los nuevos estatutos son “un peligro para mantener la herencia” de Wojtyla
  • En una entrevista a ACI Prensa pide al Vaticano “desandar los pasos equivocados”





Los nuevos estatutos del Instituto Juan Pablo II son “un peligro para mantener la herencia” de Karol Wojtyla en torno al estudio sobre el matrimonio y la familia. Lo denuncia el vicepresidente del centro pontificio, el español José Granados, en una entrevista con ACI Prensa. En ese sentido, pide a Vincenzo Paglia, gran canciller del Instituto, y a su presidente, Pierangelo Sequeri, “desandar los pasos equivocados”, porque “la identidad del Instituto está gravemente amenazada”.

Del mismo modo, el sacerdote afirma que los nuevos estatutos no fueron fruto de un trabajo común “con el resto de los consejos del Instituto”. Por ello, declara que, “como vicepresidente de la sede de Roma durante este tiempo de transición, quiero negar cualquier responsabilidad con respecto a los nuevos estatutos, que conocí el mismo día de su publicación”. Y añade: “Veo, no solo en los estatutos, sino sobre todo en los cambios de profesorado (y especialmente en los despidos) un peligro para mantener la herencia de san Juan Pablo II”.

Granados no cree acertado que el nombramiento de nuevos profesores quede “bajo el influjo directo del gran canciller”, puesto que es “casi imposible” oponerse a un candidato que este promueva.

Reducción de la Teología Moral

Otra de las consecuencias que traen los nuevos estatutos es “la reducción drástica de la Teología Moral”, según señala. Y se refiere especialmente a la supresión de la cátedra de moral fundamental que enseñó el ya fallecido cardenal Carlo Caffarra –uno de los cuatro promotores de la dubia– y que es “esencial para la labor del Instituto, si tenemos en cuenta que Wojtyla era moralista y que se la confió al primer presidente del Instituto”.

También se han “quitado los cursos a casi todos los profesores polacos” que eran expertos en san Juan Pablo II, prosigue el vicepresidente.

Asimismo, indica que “si este atropello se permite, queda amenazada la libertad de cátedra de todos los profesores”, pues “se nos podría expulsar, no porque neguemos la doctrina de la fe, lo cual sería justo, sino por seguir líneas teológicas que no gustan a las autoridades de la universidad”.

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