Una mayoría de 155 noes y 67 abstenciones frustraron el 25 de julio, en segunda votación, la investidura como presidente del Gobierno del candidato del PSOE, Pedro Sánchez, vencedor de las elecciones del 28 de abril. Nada pudieron sus 123 diputados –más el del representante del Partido Regionalista de Cantabria– frente al desencuentro entre Sánchez y el líder de Unidas Podemos (42 escaños), Pablo Iglesias, que desbarató una operación en la que el mercadeo político se expuso a la vista de los ciudadanos desde la misma tribuna del Congreso.
Ante esta coyuntura política, que abocaría a un gobierno en funciones durante más de seis meses, el secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, señala a Vida Nueva “la preocupación de la Iglesia” ante esta parálisis, “una preocupación como ciudadanos porque no sea posible la formación del Gobierno”. Desde ahí, con el deseo de que la fallida investidura no desemboque en nuevas elecciones, el también obispo auxiliar de Valladolid hace “un llamamiento a todos los grupos para que busquen puntos de encuentro en lo esencial para este momento de grandes desafíos, tanto dentro de España como fuera, en la Unión Europea y en el mundo”. Este cambio de actitud, para Argüello, pasa por “dejar a un lado asuntos que, aún siendo importantes para cada partido, son cuestiones menores”, y buscar el bien común.
En este sentido, el portavoz de la Conferencia Episcopal insta a los líderes políticos a “buscar acuerdos en materias como la necesidad de salir de la crisis económica con un renovado pacto social, abordar las cuestiones del Estado del Bienestar, trabajar juntos en todo lo que tiene que ver con la educación, una apuesta por las visiones antropológicas, abordar la situación de los migrantes, ir de la mano de la Unión Europea ante la posible salida del Reino Unido, una profunda reflexión sobre revolución tecnológica…”.
En conversación ‘off the record’ con otros tres obispos, el análisis de la situación política es más severa y coincide con los datos del CIS que señalan que los políticos se han convertido en el segundo problema que más preocupa a la gente. “A los ciudadanos, los políticos nos están llamando tontos con la narrativa que se están inventando, con el relato, del que se habla tanto, cuando lo que les importa es mantenerse en el poder mientras nos dosifican la información que quieren que recibamos. Y piensan también que somos poco críticos. Y ahí no les falta razón, porque la sociedad está adormilada. Votamos a los políticos que nos merecemos”, señala este pastor, aunque subraya “que muchos de los votos están movidos porque nos meten miedo con que va a ganar Vox o que vienen los separatistas. Es un voto inducido por el miedo, de ahí una participación tan alta”.