La sinodalidad ya está en marcha en las presencias escolapias que han puesto en marcha, uniendo a jóvenes de todo el mundo, el ‘Piarist Synod’, lo que podríamos llamar el ‘Sínodo escolapio de los Jóvenes’, todo un proceso de implicación en sintonía con los 400 años de crecimiento del carisma calasancio que ha concluido con la Asamblea de la Juventud Escolapia en la ciudad de Oaxaca (México). El escolapio Juan Carlos de la Riva, director de la ‘Revista de Pastoral Juvenil’ desentraña para Vida Nueva las claves de esta experiencia.
PREGUNTA.- ¿El “Sínodo escolapio de los Jóvenes” ha demostrado que la sinodalidad es algo no tan alejado de los jóvenes y la pastoral juvenil?
RESPUESTA.- No sólo ha demostrado que es algo cercano, sino que la sinodalidad era lo que nos estaban pidiendo los jóvenes. Creo que los adultos que acompañamos a jóvenes estamos viviendo un tiempo de gracia y una especial invitación de la Iglesia a considerar al joven como lugar teológico que transparenta a Dios y es capaz de escuchar su Espíritu y ofrecer su discernimiento a la comunidad. La Orden de las Escuelas Pías ha aprovechado esta oportunidad y ha comprobado agradecida que a los jóvenes les interesa vincular el Evangelio y la vida, la luz de Jesús y sus preocupaciones sobre los problemas del mundo. La Iglesia cuenta con jóvenes extraordinarios y extraordinarias que la liberan de prejuicios y herencias y la acercan a lo más puro del amor evangélico con valentía.
El Piarist Synod nos está regalando todo esto que localmente muchos ya vivíamos en las realidades locales, en la medida en que nuestros jóvenes eran ya protagonistas en muchas de nuestras actividades, especialmente en las referentes a nuestra misión escolapia de anunciar el Evangelio a niños y niñas y jóvenes y en voluntariados sociales.
Quizá la palabra sinodalidad sea nueva a sus oídos –lo es, en cierto modo, para toda la Iglesia- pero no lo es su deseo de participar en el ejercicio eclesial de discernir, no sólo su vocación sino la de toda la Iglesia en el mundo. El joven no es un mero colaborador de nuestras pastorales evangelizadoras y sociales, sino que aporta, a cuantas estructuras eclesiales los acojan, su capacidad inclusiva y generadora de comunidad, su lectura directa del Evangelio y su deseo de transformar la realidad siguiendo a Jesús.
P.- Ya en la recta final de la experiencia, ¿cuáles son los frutos que ya se perciben?
R.- Podía hablarte de muchas propuestas que han llegado a la Orden vía Encuentros Continentales y de las propuestas de la Asamblea Mundial de Oaxaca, pero creo que hay dos frutos aún más importantes. En primer lugar, el Sínodo Escolapio ha oficializado un modo de funcionar que incorpora a los jóvenes en la misión escolapia, modo que lejos de culminar en la asamblea de Oaxaca mantenida en el pasado mes de julio, se propone ahora como “la” manera de relacionarnos con los jóvenes en el desarrollo de nuestra misión.
Un segundo fruto del sínodo ha sido el movilizar a muchísimos jóvenes, que comenzaron el proceso haciendo su sínodo particular en cada una de las presencias escolapias locales, y pudieron así sentirse partícipes en la construcción de Escuelas Pías y su misión concreta en un pueblo o ciudad, atentos a la realidad y al Evangelio que la ilumina. Este ejercicio concreto de sinodalidad no sólo ha ayudado a cada presencia a discernir y avanzar implicando a los propios jóvenes en la misión, sino que también ha colaborado al discernimiento vocacional de cada joven participante, que ha puesto a Cristo más en el centro de su corazón y sus decisiones, y han descubierto en este proceso al Dios de las llamadas.
Y junto a estos frutos, las conclusiones de su discernimiento: las de los sínodos escolapios continentales se entregaron impresos al Papa Francisco y se expresaron en la intervención de nuestro Padre General en el Sínodo; las propuestas de la Asamblea Mundial en Oaxaca se estudiarán conjuntamente con algunos de estos jóvenes en el próximo Capítulo General de la Orden, además de ser acogidos y concretados en las demarcaciones escolapias de todo el mundo.
P.- Hasta el 2 de agosto de 2018 fue el momento del encuentro de circunscripción en los diferentes continentes, ¿por dónde van los ecos en la pastoral europea?
R.- Podríamos resumir el documento emanado del documento europeo, de agosto de 2018, en cinco acentos propuestos por los propios jóvenes, muy en consonancia con lo que después se formularía en el Documento Final del sínodo, y en la Christus Vivit.
P.- Y ¿cómo se está aterrizando en concreto en las presencias de la familia escolapia en España?
R.- Ahora mismo las tres provincias en España han vivido su proceso capitular y se están elaborando planificaciones y reestructurando equipos. Está siendo una gran oportunidad para priorizar las actividades de acompañamiento a los jóvenes, como el Movimiento Calasanz, y para incorporar a jóvenes en este proceso de planificación de los próximos cuatro años.
Colaboran con ello las apuestas sociales que realizamos desde Itaka-Escolapios o desde otras instancias, materializando el deseo de los jóvenes por salir a las periferias y transformar las realidades injustas.
En cuanto a evangelización se refiere, el Movimiento Calasanz ha sido especialmente destacado por los propios jóvenes como el lugar privilegiado desde el que ser acompañados y discernir su vocación, al tiempo que les ofrece la comunidad familiar y acogedora que reclaman, vinculada a una misión imprescindible en España y en el mundo que es Evangelizar educando especialmente a los más pobres.
En lo comunitario, la Fraternidad Escolapia sigue recibiendo desde estos grupos el regalo de nuevas vocaciones jóvenes, y los proyectos de acción social (alfabetización, apoyo residencial a inmigrantes y mujeres en situación de exclusión, atención a discapacidad intelectual, sensibilización en temas como paz y solidaridad…), son una realidad que crece exponencialmente y se desarrollan con protagonismo juvenil.
Además, destacan los jóvenes el medio digital como nuevo lugar donde evangelizar, por lo que también desde el ámbito de las redes sociales los jóvenes han de ser nuestros líderes, y les estamos ya proponiendo iniciativas como el Consejo Joven de RPJ (Revista de Pastoral Juvenil) o Ciudad Jheda en Instagram. Felicitamos, pues, a nuestros jóvenes por la valentía de participar y reconocer al Cristo que vive en ellos y lo llena todo de vida y juventud.