Dos días después de que diese comienzo en Argentina el juicio contra los dos sacerdotes que dirigían un internado para sordos, a quienes se acusa de haber abusado sexualmente de más de 20 menores, los jueces han acordado un intermedio. Así, las declaraciones no se reanudarán hasta el próximo miércoles 14 de agosto.
La primera causa de esta pausa en el juicio es, precisamente, el estado de salud del principal acusado, el sacerdote italiano Nicola Corradi, quien, a sus 83 años, ya había sido culpado de cometer abusos en la sede general del Instituto Provolo de Verona (Italia), antes de ser trasladado a Argentina. Por otra parte, también se ha dispuesto que se lleve a cabo un estudio psiquiátrico y psicológico del segundo acusado, Armando Gómez, de 49 años, quien era el jardinero del internado. Tal como informa el periódico Los Antdes, Gómez, que es sordo, ha manifestado durante su declaración no comprender la Lengua de Señas Argentina (LSA), aunque lo ha hecho por medio de la propia LSA.
También se ha sentado en el banquillo de los acusados Horacio Corbacho, de 59 años, sacerdote y miembro de la misma congregación que Corradi: la Compañía de María para la Educación de los Sordomudos. Junto a ellos se han presentado cargos contra otro hombre, de 41 años y cuya identidad no ha transcendido ya que ha sido declarado inimputable por su discapacidad intelectual. Las investigaciones han revelado que este hombre fue víctima y victimario, que había llegado a los 3 años al colegio Provolo de la ciudad argentina de La Plata, donde fue abusado por Corradi.
20 víctimas, 14 acusados
Un quinto implicado, Jorge Bordón, de 50 años, no ha sido llamado como acusado a este juicio ya que se declaró culpable el año pasado durante un juicio breve. Bordón, a quien se conoce como ‘El Monaguillo’, cuidaba el centro para niños y ha confesado ser responsable de 11 abusos sexuales, por los que ha sido condenado a 10 años de prisión.
Sin embargo, son un total de 14 los imputados y 20 víctimas las denunciantes en esta causa, que comenzó en 2016 con una denuncia. Así, este primer juicio contra Corradi, Corbacho y Gómez precede a otros que se llevarán a cabo bajo la misma causa, llevando ante la justicia como partícipes necesarios a más personal del colegio y a dos religiosas, una de ellas, Kumiko Kosaka, acusada de haber cometido abusos contra los menores.
Las autoridades argentinas ordenaron el cierre del Instituto en la ciudad de Luján de Cuyo en 2016, momento en el que Corradi fue detenido junto a Corbacho y otros 12 sospechosos. Desde ese momento, Corradi permanece en arresto domiciliario. A pesar de esto, una de las principales denuncias de la familia es que la Iglesia de Argentina era consciente de lo que ocurría en la institución y, sin embargo, no hicieron nada.
Tanto es así que Ariel Lizaraga, padre de una de las niñas abusadas, comentó a Radio la W que “lo peor no es solo que los abusos se hubieran cometido contra niños pequeños” sino que, “debido a su condición de discapacidad no podían comunicar lo que les estaba sucediendo”. Además, las familias han subrayado que los abusos se cometían los sábados, cuando solo quedaban en el centro los niños que no tenían familia o estas tenían pocos recursos.