El papa Francisco ha retomado esta mañana sus audiencias generales de los miércoles tras el parón del mes de julio con motivo de las vacaciones ‘en casa’ del pontífice. Con la catequesis de este 7 de agosto de 2019, Francisco ha presidido 280 de estas audiencias durante su pontificado –sumando las audiencias especiales de los sábados durante el Jubileo de la Misericordia–.
En el Aula Pablo VI, el pontífice retomó su catequesis sobre el libro de los ‘Hechos de los apóstoles’ a partir del versículo “¡En el nombre de Jesucristo, el Nazareno, levántate y camina!” (Hch 3, 6), señalando que “la invocación del Nombre que libera una presencia viva y activa”.
Francisco ha comentado la primera de las curaciones que aparecen en el libro de referencia de la Iglesia primitiva. Milagro de Pedro que “tiene un claro propósito misionero, que apunta a despertar la fe” y que realizan los apóstoles tras orar en el Templo y que evidencia que en “un encuentro real entre personas” es “donde a Dios le gusta manifestarse”.
En el paralítico que pide limosna a la puerta del tema, Bergoglio ve “el retrato de una Iglesia que mira al que está en dificultad para crear relaciones significativas, puentes de amistad y solidaridad”. Este encuentro de los apóstoles es, para el Papa, “el rostro de una Iglesia sin fronteras que se siente madre de todos, y que vive el arte del acompañamiento que se caracteriza por la delicadeza con que se acerca a la tierra sagrada del otro”. Por ello, ha pedido que “nuestro caminar” tenga “el ritmo sanador de la projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana”, señaló en el resumen en español.
Para el papa Francisco esta es la actualidad del mensaje de salvación que se espera de la Iglesia, definida por el Vaticano II como “sacramento universal de salvación”. Como en el relato los apóstoles derraman “el ungüento medicinal de projimidad y el bálsamo de consuelo” sobre el paralítico; así “es el ‘hospital de campaña’ de la Iglesia, una casa con puertas abiertas, una madre con un corazón tierno y atento”. Este es su mayor tesoro. “No lo olvidemos: la mano siempre tendida para ayudar al otro a levantarse, es la mano de Jesús la que a través de nuestra mano ayuda a otros a levantarse”, concluyó espontáneamente.
En el momento de los saludos, el papa Francisco tuvo un recuerdo para la fiesta de santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, que se celebra el 9 de agosto. “Invito a todos a mirar sus opciones valientes, expresadas en una auténtica conversión a Cristo, así como en la entrega de su vida contra toda forma de intolerancia y perversión ideológica”, apuntó.
También tuvo un recuerdo para Hermandad Nuestro Padre Jesús Hospitalario, de Ciempozuelos (Madrid) que acudió acompañada por el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán.