Caritas Internationalis, la confederación católica que aúna 162 organizaciones comprometidas con la ayuda de emergencia y el trabajo de desarrollo, celebró la XXI Asamblea General del 23 al 29 de mayo en Roma, reuniendo a delegados de 150 países. Además de aspectos estatutarios (elección del presidente, tesorero y secretario general), los temas en la agenda incluían el de mujeres en Cáritas y sus posiciones de liderazgo.
Muchas mujeres trabajan en Cáritas, pero su presencia aún no se refleja en los roles de liderazgo, ya que el porcentaje ha fluctuado entre el 16 y el 22 por ciento en los últimos diez años. A lo largo de su historia, la confederación ha reflexionado mucho sobre la igualdad entre mujeres y hombres dentro de ella, guiada por los valores y principios de la Doctrina Social de la Iglesia, especialmente los morales y espirituales de la dignidad humana, la justicia, la igualdad y compromiso con el bien común.
Las decisiones formales a favor de la plena participación de las mujeres en la gestión de Cáritas se remontan a principios de los años ochenta. Durante la XX Asamblea General en 2015, los participantes pidieron al entonces secretario general, Michel Roy, que volviera a presentar en la agenda el tema de la participación femenina y las mujeres en posiciones de liderazgo. Por lo tanto, entre los objetivos del marco estratégico 2015-2019, se incluía la promoción de “una representación justa de hombres y mujeres en los roles de liderazgo y responsabilidad, también en los órganos de gobierno”.
En la víspera de Asamblea se llevó a cabo un Foro Femenino, en el que participaron setenta mujeres y diez hombres. Durante la jornada, dos de las conferenciantes presentaron sus ideas. Fueron Marta Rodríguez, directora del Instituto de Estudios Superiores sobre la Mujer de la Pontificia Universidad Regina Apostolorum, y Lucetta Scaraffia, historiadora y antigua coordinadora del Donne Chiesa Mondo.
Durante la celebración, el Grupo de trabajo Mujeres, organizador del evento, presentó los resultados de una encuesta de Cáritas que examinaba la situación, con respecto a la igualdad de oportunidades, de hombres y mujeres que trabajan en la organización, así como su presencia en puestos de liderazgo. La participación en la encuesta, inusualmente grande –de los 557 encuestados, solo 167 eran hombres- destacó el interés en el tema.
Los resultados de la encuesta revelaron que las condiciones de trabajo en Cáritas tienden a ser favorables para las mujeres, lo que les permite alcanzar un equilibrio entre exigencias laborales y las necesidades externas. Y es que más del 50% de las trabajadoras dicen que están bastante satisfechas con el equilibrio trabajo-vida, y 17,14% están extremadamente satisfechas. Menos del 5% dijo que no estaba para nada satisfecha y alrededor del 25%, poco satisfecha.
Casi el 60% cree que hay algunas áreas donde las mujeres tienen más probabilidades de estar presentes, como comunicación, recursos humanos y administración, que son áreas asociadas típicamente a las mujeres. Para algunos de estos roles, existe la tendencia a percibir un salario más bajo, a pesar de que requieren habilidades relacionales como la colaboración, el trabajo en equipo y el liderazgo.
Por otra parte, más del 70% cree que la responsabilidad de los hijos y las cargas del trabajo doméstico son el factor principal que impide la participación de las mujeres en posiciones de liderazgo. Además, las mujeres que ocupan cargos de liderazgo en sus organizaciones informan de que, para ser tomadas en serio, se sienten obligadas a adoptar conductas típicamente asociadas con los hombres. Una de ellas señaló que debe demostrar que ocupa su posición gracias a sus habilidades y competencias para obtener, así, el respeto de su equipo, formado solo por hombres.
Asimismo, las respuestas dadas por los hombres están en la misma línea que la de las mujeres, ya que más del 60% considera que las mujeres no podrían participar en puestos de liderazgo por la responsabilidad que supone la maternidad y el trabajo doméstico, lo que confirma la percepción que tienen de las mujeres. Sin embargo, el 87% de los hombres responde no haber sentido desigualdades o diferencias en las expectativas entre hombres y mujeres, pero algunos de los comentarios confirman la percepción de las mujeres de que no hay suficientes mujeres en posiciones de liderazgo.
Para facilitar el avance profesional de las mujeres, los hombres creen que un horario de trabajo flexible es una medida importante que debe tomarse (74,05%), seguida de las opciones de trabajo ágil y teletrabajo (54,43%), así como prestaciones laborales más variadas y abiertas (51,90%), la mejora de las condiciones para la baja por maternidad (48,10%) y de la igualdad salarial por el mismo trabajo (41,77%).
Al finalizar el Foro, los participantes presentaron una serie de requerimientos a la Asamblea General, los cuales empezaban por asegurar, a nivel estructural, una representación justa de las mujeres en las estructuras gubernamentales, y que al menos un tercio de los cargos del Consejo Representativo están ocupados por mujeres. Con respecto al desarrollo de habilidades, pedían una mayor capacitación en igualdad, incluidos aspectos teológicos, eclesiológicos y conceptuales, y una formación dirigida para preparar líderes en todos los niveles.
En cuanto a los Estándares de gestión, el desarrollo de una orientación para las organizaciones sobre la adopción de políticas de igualdad, así como el seguimiento de los Estándares relacionados con la inclusión de mujeres y hombres. Además, reconociendo que las mujeres y los hombres tienen necesidades diferentes, propusieron ofrecer igualdad de oportunidades en términos de salario y flexibilidad laboral.