Vaticano

Francisco en el ángelus invita a ser “lámparas encendidas para poder iluminar la oscuridad de la noche”

  • Para Bergoglio, Jesús en el evangelios “nos recuerda que la vida es un camino hacia la eternidad; por lo tanto, estamos llamados a hacer fructificar todos nuestros talentos”
  • El Papa recuerda el 70 aniversario de la Convención de Ginebra sobre el uso de la fuerza y la tortura en tiempo de guerra





En la semana en la que el papa Francisco ha retomado su agenda pública habitual, el pontífice no ha faltado al rezo del ángelus dominical –una de las pocas apariciones públicas que se mantienen incluso en el periodo vacacional–. En su comentario al evangelio dominical, el pontífice invitó a los fieles a cultivar una actitud de vigilancia como los peregrinos “están listos para emprender el camino”, una imagen que invita a “no echar raíces en moradas cómodas y tranquilizadoras, sino de abandonarse con sencillez y confianza a la voluntad de Dios, que nos guía hacia la meta siguiente”.

La lámpara de la fe

Siguiendo el evangelio de Lucas, Bergoglio también pidió mantener “las lámparas encendidas para poder iluminar la oscuridad de la noche”, ya que “la lámpara de la fe necesita ser alimentada continuamente, con el encuentro de corazón a corazón con Jesús en la oración y en la escucha de su Palabra”. La fe que hace ver “la certeza de la propia salvación” y que “abre el corazón al prójimo”.

Esta fe estimula esa actitud de vigilancia también para estar preparados para el encuentro final y definitivo con el Señor. Así, señaló el Papa, Jesús “nos recuerda que la vida es un camino hacia la eternidad; por lo tanto, estamos llamados a hacer fructificar todos nuestros talentos” y así él “nos hará partícipes de la felicidad eterna”.

Frente a la tortura

En el momento de los saludos, el pontífice recordó que el 12 de agosto se celebrará el 70 aniversario de la Convención de Ginebra, una “importante instrumento jurídico internacional que impone límites al uso de la fuerza y que tienen por objeto proteger a los civiles y a los prisioneros en tiempos de guerra”.

Por ello, el Papa pidió “que este aniversario haga que los estados sean cada vez más conscientes de la necesidad imprescindible de proteger la vida y la dignidad de las víctimas de los conflictos armados”, especialmente en espacios como hospitales, escuelas, lugares de culto y los campos de refugiados. “¡No olvidemos que la guerra y el terrorismo son siempre una grave pérdida para toda la humanidad!”, concluyó.

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