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El cardenal Ouellet pide en Fátima que “los migrantes y los refugiados encuentren el testimonio de la caridad”





El Prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal canadiense Marc Ouellet, ha presidido la peregrinación internacional al Santuario de Fátima de los migrantes y refugiados. El purpurado presidió un vigilia –concelebrada con 72 sacerdotes, 3 obispos y 2 sacerdotes– en memoria de todos los que han pedido la vida en la actual crisis migratoria, según informa la agencia de información religiosa portuguesa Ecclesia.

En su homilía el prefecto recordó la celebración del papa Francisco en el Vaticano al cumplirse 6 años de la visita a la isla de Lampedusa y clamó que los refugiados “son los últimos, engañados y abandonados para morir en el desierto; son los últimos, torturados, maltratados y violados en los campos de detención; son los últimos en desafiar las olas de un mar despiadado; son los últimos en morir en los albergues”.

A los migrantes que han asistido a la peregrinación les animó para que “en vuestros viajes a la ciudad que Dios está preparando para sus hijos, podéis encontrar el testimonio de la caridad de los cristianos y de los no cristianos para mantener vuestra esperanza en el camino”. “El pueblo de los migrantes y refugiados es un pueblo de seres humanos vulnerables, desechados, maltratados y despreciados como lo fue el Crucificado”, recordó al pedir que a todos que “vuestra solidaridad con todos, que manifestáis a través de esta peregrinación, es un signo de los tiempos y un signo de Dios que entra en acción en la historia”.

La madre Juana: “No estamos aquí para cuidar piedras, las piedras no dan la felicidad”

“Cuando tú naciste, yo ya andaba” dice la madre Juana Tajadura, abadesa del monasterio de San Felices de las Madres Cistercienses Calatravas de Burgos, al mirar la catedral que cumple 800 años en 2021, la presencia de este monasterio los cumple este año. Las Calatravas llegaron al Barrio de San Felices, con el apoyo de Felipe II se trasladaron a la Plaza de la Vega hasta la II República.

Mirando el pasado, la abadesa relata en la web del Arzobispado de Burgos, su misión actual: “No estamos aquí para cuidar piedras. Las piedras no dan la felicidad, aunque exteriormente parece que es así. Este, por una parte, es un lugar muy tranquilo, no hay ruido, vemos hasta la Sierra de la Demanda y los amaneceres son preciosos. Y los atardeceres, ese cielo rojo, que parece que hay un incendio detrás de los árboles… Está una feliz aquí”.

Una comunidad que sobrevive a pesar de las estrecheces económicas aunque sus pastas son un éxito pero que requiere mucho esfuerzo. Porque su misión está en la oración: “Queremos ser las que ponen a los hombres de hoy en presencia de Dios para que reciban su misericordia. Estamos cumpliendo una misión dentro de la Iglesia, porque otros no pueden, no tienen tiempo, no saben o no quieren, pero hay que alabar a Dios, que al final es lo único que importa en este mundo”.

El estado de Texas fija dos ejecuciones para el 15 de agosto

La pena de muerte es una realidad en algunos de los Estados Unidos de América. Para el día de la Asunción de María se han programado dos ejecuciones en Texas, una en Tennessee y otra en Florida según ha denunciado la Comunidad de Sant’Egidio en los micrófonos de Radio Vaticano Italia.

Al menos 28 de los 50 estados de los Estados Unidos mantienen la pena de muerte en vigor. Uno de los ajusticiados este 15 de agosto será, previsiblemente, Dexter Johnson, de 31 años, condenado por un doble asesinato cometido durante un robo a la edad de 18 años. Voluntarios de la Comunidad de Sant’Egidio han pedido clemencia en la pena repetidas veces para este caso y han encontrado el respaldo de muchos fieles y de las Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta, que cada mes llevarán a la tumba de la santa una lista con los nombres de los condenados a muerte que serán confiados a su intercesión.

Ese mismo día está programada la ejecución de Stephen West, en Tennessee, y el resto del mes la de Larry Swearing el 21 de agosto en Texas y Gary Ray Bowles el 22 en Florida. La Madre Teresa visitó personalmente a dos personas condenadas a muerte en la prisión de San Quintino, en California, en 1987, de ahí su vinculación con esta causa.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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