Francisco se une al luto de México por la muerte del cardenal Sergio Obeso Rivera

  • El arzobispo emérito de Xalapa falleció a los 86 años y será enterrado en la catedral de la diócesis
  • Sus hermanos en el episcopado recalcan las contribuciones del prelado en sus esfuerzos por la paz y la reconciliación en el país

Francisco se une al luto de México por la muerte del cardenal Sergio Obeso Rivera

El domingo 11 de agosto, el  cardenal mexicano Sergio Obeso Rivera, arzobispo emérito de Xalapa falleció. Noticia que la Conferencia Episcopal Mexicana ha acogido “con gran tristeza y pesar”, tal como se lee en un comunicado en el que los obispos piden al Padre “que lo reciba en su seno, donde un día nos uniremos todos en el banquete de su Reino”. El funeral se celebrará hoy 13 de agosto en la catedral de Xalapa, donde el prelado recibirá sepultura.

El cardenal –creado por Francisco en mayo de 2018– Obeso murió a los 86 años de edad, tras 48 años de ministerio episcopal y 65 como presbítero. En las últimas semanas su salud se había deteriorado. Los obispos mexicanos han querido reconocer “su entrega generosa”, “especialmente en la gran labor de coordinación y responsabilidad principal que desempeño como Presidente de la Conferencia Episcopal durante tres periodos”.

Trabajando por la paz

Dentro de dicho cargo, le tocó participar “en las negociaciones de paz y reconciliación de los Acuerdos de San Andrés, en los esfuerzos de restablecimiento de las relaciones entre el Estado Mexicano y la Santa Sede al promover la ley reglamentaria del artículo 130 Constitucional”. También presidió las Comisiones de Pastoral Social y del Clero e impulsó el proceso de canonización de San Rafael Guízar y Valencia.

Tras conocer la noticia, el papa Francisco ha hecho llegar su pésame a través de un telegrama a Hipólito Reyes Larios, actual arzobispo de Jalapa. El pontífice recuerda a “este abnegado pastor que, durante años y con fidelidad, entregó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia, ruego por el eterno descanso de su alma, que el Señor Jesús le otorgue la corona de gloria que no se marchita”, señala.

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