Este martes 13 de agosto miles de feligreses se congregaron en la Catedral de Xalapa, en el estado de Veracruz, para dar el último adiós al cardenal Sergio Obeso Rivera, arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Xalapa, quien falleció el pasado 11 de agosto.
La misa exequial se llevó a cabo con la presencia del pueblo fiel de Xalapa, así como de obispos y sacerdotes cercanos a quien fuera hecho cardenal por el papa Francisco apenas el año pasado.
En entrevista con Vida Nueva, el vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, sacerdote Manuel Suazo Reyes, consideró que una de las enseñanzas del cardenal Obeso fue la manera tan admirable en que supo combinar la espiritualidad cristiana con su compromiso social. “Las cualidades con las cuales Dios lo adornó fueron utilizadas siempre para la evangelización, la pastoral, y eso se manifestó en su trato, la exposición de la doctrina cristiana con una claridad y una profundidad increíbles”, dijo.
Aseguró que, en un principio, el fallecimiento del cardenal creó una conmoción en toda la Arquidiócesis porque “es una persona muy querida, y muy conocida; previamente ya habíamos dado a conocer que él estaba delicado de salud, por lo que éramos conscientes de que en cualquier momento podía suceder esta situación”.
Posteriormente –continuó- hubo un ambiente de mucha fe y oración para despedir al cardenal; “y eso es lo que también hemos estado observando estos días: la gente se acercó a su ataúd pero no de una forma trágica, sino con fe, con devoción, con admiración, como siempre se le profesó durante su vida”.
Comentó que en sus últimas horas le estuvieron asistiendo de manera espiritual el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes, y el obispo auxiliar, José Palma, quienes notaron que al estar rezando salmos para el cardenal –quien ya no estaba consciente, sino sedado- los indicadores de salud en la pantalla mostraban estabilidad, lo que les daba a entender que la oración, la compañía y todo lo que estaba haciendo la Arquidiócesis, le daban tranquilidad, paz, confianza, para su encuentro definitivo con Dios.
A las exequias asistieron todos los obispos de la Provincia Eclesiástica de Xalapa y algunos otros como don Mario de Gasperín, quien fue muy amigo del cardenal Obeso, así como el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo emérito de México.
Cabe mencionar que los restos del cardenal descansan ya en una fosa ubicada en un área designada para los obispos en la Catedral de Xalapa al lado de los restos de tres arzobispos anteriores y otros obispos que han presidido la diócesis; ahí está incluso la tumba de Rafael Guízar y Valencia, primer obispo mexicano e hispanoamericano canonizado por la Iglesia católica.
Un hombre que combinó la experiencia cristiana con el compromiso social
Con relación a la personalidad del cardenal Obeso, el padre Suazo refirió que “por ejemplo cuando nosotros lo veíamos que presidía la eucaristía o trataba a las personas, era un hombre muy cercano y con una gran experiencia de Dios y cercano a los más pobres, a las realidades que obviamente son siempre cuestionables y que él siempre daba una palabra de esperanza”.
Añadió que sin duda fue un hombre de Dios, “muy propositivo, de diálogo, que sabía tratar a todo tipo de personas; sin duda que es un ejemplo de saber combinar su experiencia cristiana con el compromiso social, y por otra parte, las virtudes humanas como para siempre mantener un trato amable, cariñoso”.
“El lema episcopal del cardenal era ‘Virtus in infirmitate’, que significa ‘en la dignidad se manifiesta la fuerza y el poder de Dios’, de eso era él un convencido”, añadió.