Del 9 al 13 de septiembre de 2019, en la Arquidiócesis de Puebla se llevará a cabo el XIV Encuentro Nacional de Pastoral de Pueblos Originarios, cuyo objetivo es concientizar a los agentes de pastoral de la gran importancia de las lenguas maternas en la vida comunitaria, compartiendo la situación actual de las mismas.
De acuerdo con la Dimensión de Pastoral de Pueblos Originarios y Afromexicanos, de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, la Iglesia tiene un gran interés en revitalizar las lenguas indígenas como instrumentos generadores de sabiduría, de resistencia y expresión de la espiritualidad, a través de experiencias iluminadoras de quienes aman sus lenguas.
Situación de las lenguas originarias
El Documento adoptado por la “Reunión Internacional de Expertos sobre el programa de la UNESCO “Salvaguardia de las Lenguas en Peligro”, realizada en París, entre el 10 y el 12 de marzo de 2003, explica que existen aproximadamente seis mil lenguas, de las cuales muchas están amenazadas.
Una lengua está en peligro cuando sus hablantes dejan de utilizarla, cuando la usan en un número cada vez más reducido de ámbitos de comunicación y cuando dejan de transmitirla de una generación a la siguiente. Es decir, cuando no hay nuevos hablantes, ni adultos ni niños.
El Documento de la UNESCO advierte que incluso idiomas con muchos millares de hablantes ya no se enseñan a los niños; al menos el 50% de las más de seis mil lenguas del mundo están perdiendo hablantes, y se estima que cerca del 90% de todas las lenguas podrían ser sustituidas por lenguas dominantes de aquí a finales del siglo XXI.
La UNESCO ha sido clara también al señalar que la extinción de una lengua significa la pérdida irrecuperable de saberes únicos, culturales, históricos y ecológicos, y que contrarrestar esa amenaza requerirá los esfuerzos de cooperación de las comunidades de hablantes, especialistas en lenguas, ONG y poderes públicos.
¿Qué hace la Iglesia?
La Dimensión de Pastoral de Pueblos Originarios y Afromexicanos asegura que la Iglesia continuamente exhorta a los misioneros no sólo a que conozcan ampliamente la historia, las estructuras sociales y las costumbres de los pueblos, estén bien enterados del orden moral, de los preceptos religiosos y de su mentalidad acerca de Dios, del mundo y del hombre, pero también estimula a los misioneros para que aprendan las lenguas hasta el punto de poder usarlas con soltura y elegancia.
Pone como ejemplo el testimonio de dos insignes misioneros: Cirilo y Metodio, originarios de Salónica, de cultura griega, quienes fueron enviados a la Gran Moravia con los pueblos eslavos. “Estos ilustres misioneros llevaban consigo las Sagradas Escrituras para la celebración de liturgia, pero los textos estaban traducidos por ellos mismos a la lengua paleoeslava y escritos con un nuevo alfabeto… para traducir las verdades evangélicas a lengua eslava, Cirilo y Metodio se preocuparon por comprender y penetrar la lengua, las costumbres y tradiciones propias de los pueblos eslavos”.
La dimensión –asegura– tiene una gran responsabilidad para contribuir a que no se pierdan “los saberes de los pueblos contenidos en las lenguas originarias, entre los que destacan sus cosmovisiones y profundos saberes en muchas ciencias, incluidas las teológicas”.
Por ello, se pide a “los misioneros que van a las misiones lleven tiempo suficiente para aprender la lengua y sus costumbres y después hacer misión”.
Para mayores informes, acudir a Tintoreto número 104, colonia Ciudad de los Deportes en la Ciudad de México, o llamar a los teléfonos: Tels. (52) (55) 5563-1604 y 5563-6543, extensión 31 con la hermana Luz Angélica al móvil 55 14992746; o con el presbítero Mario Pérez, al 222 328 1456
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