La patrona ‘chica’ de Madrid y su celebración es una de las más populares de la Villa. El cardenal Carlos Osoro ha presidido la misa de las 13:00 h., al final de la misma el Cuerpo de Bomberos ha bajado el cuadro de la Virgen en el retablo para veneración de los fieles hasta la procesión que el propio arzobispo presidirá de nuevo a las 20:00 h. tras el canto, un año más, de la salve interpretada por la cantante y compositora Mari Pepa de Chamberí.
En su homilía, el cardenal Osoro recordó los inicios de la devoción en torno al hallazgo fortuito del cuadro y la construcción e 1912 del templo actual comparándola “como en Belén, donde nació Jesús, entre niños y adultos comenzó una historia llena de ternura de la Virgen María con el pueblo de Madrid”. Porque, destacó, el valor del cuadro no es la calidad artística sino la fe: “Vuestra fe, la fe del pueblo, ahí vosotros y tantas gentes anteriores a nosotros, de ayer y de hoy, vieron y seguimos viendo a nuestra Santísima Madre, que nos mira, nos invita a vivir con la originalidad cristiana y a anunciar a todos los hombres dónde está el camino, la verdad y la vida”.
Por eso, destacó que “la mirada de María no es secundaria: saber mirar y contemplar la realidad con la mirada de Dios, que se convierte en una necesidad en la historia que hacemos los hombres” y que por ello “urge más que nunca, ya que estamos en unos momentos donde se quiere instaurar en la historia de la humanidad lo que en otras épocas se implantó: había hombres sobrantes”.
Para el cardenal, “nuestros hermanos son todos los hombres, pues todos son hijos de Dios. En un momento de la historia donde incluso esto se pone en cuestión, especialmente con las obras, acojamos el modo de vivir de la Virgen María”. Algo que está relacionado con la misión de los cristianos, ser misioneros: “la Virgen María es la expresión más clara de lo que un discípulo misionero tiene que hacer, es la manifestación más evidente de cómo hemos de anunciar la Buena Noticia”, señaló al comentar el himno del magníficat de María.
“La Virgen de la Paloma, contempló y alcanzó su modo de mirar a todos los hombres, el mismo que le dio su corazón y la hizo vivir con sus ritmos que eran sus ocupaciones y preocupaciones por los hombres, el mismo que nos enseñó que por nuestras obras nos conocerán e hizo de la Virgen la mejor anunciadora de su Persona”, concluyó.