Sevilla reivindica la Virgen de los Reyes como “la Virgen de todos” por encima de hermandades y cofradías

La ciudad de Sevilla se ha levantado este 15 de agosto de 2019 con una alerta amarilla por altas temperaturas. Esto no ha impedido que un año más, a las 8 en punto de la mañana saliese en procesión la Virgen de los Reyes por la Puerta de Palos de la catedral hispalense. Patrona de la ciudad y la diócesis, la imagen se ha encontrado puntualmente con el sol naciente y ha estado acompañada, ya a la sombra de la Giralda, por devotos y miembros de su asociación de fieles… muchos de ellos cumpliendo la tradición popular de los tres deseos o quienes han peregrinado a lo largo de la noche.

En el recorrido en torno a la catedral, la talla ha estado acompañada por la Banda Municipal de Sevilla y la del Ejército, los llamados “Niños Carráncanos” y diferentes autoridades religiosas, de las cofradías o de las instituciones hispalenses como el alcalde de la capital, Juan Espadas.

“La Virgen de todos”

A las 9:30 h. la Virgen, con su manto más antiguo –uno verde donado con otro blanco por Isabel II– en su paso con más de mil varas de nardos y 60 docenas de claveles blancos, entró de nuevo en la catedral.En el altar del Jubileo se celebró a continuación la eucaristía. Como el arzobispo Juan José Asenjo se encuentra recuperándose de unas intervenciones quirúrgicas,el encargado de presidir la misa estacional en la catedral ha sido el obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra–como ya sucedió en celebraciones precedentes, como el día del Corpus–.

En su homilía, el prelado se refirió a la advocación del día como “la Virgen de todos”, por encima de cualquier hermandad y cofradía. Y sobre el  contenido del dogma , destacó que “la tradición ininterrumpida de la Iglesia da testimonio de la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al cielo”.

Cuerpo, pero glorificado

Para Gómez Sierra, la humanidad de María enseña que “la fe verdadera ilumina la vida real, la historia concreta en su acontecer cotidiano. No es para encapsularla en experiencias íntimas de emoción, llenas de nostalgias y recuerdos”. Y, tirando de catecismo, habló del “modo cristiano de comprender el cuerpo, nuestro cuerpo y el de los demás”, en el sufrimiento, en el amor de los esposos, en el descanso…

“A la luz del cuerpo glorificado de María y en la espera de la resurrección de la carne” frente a la tendencia actual de “promover el ‘culto al cuerpo’ a sacrificar todo a él, a idolatrar la perfección física y el éxito deportivo” que “puede conducir a la perversión de las relaciones humanas”. “A veces, ¡cuántas horas de gimnasio para el cuerpo y qué pocas para alimentar el alma!”, lamentó.

En este mismo sentido, denunció como “violencia contra el cuerpo” la creciente “ideología de género, que afirma que no existen sexos, la diferencia hombre-mujer es sólo cuestión de roles, orientaciones sexuales mudantes, que se pueden cambiar en la vida todas las veces que se quieran”; o la trata de personas como “una verdadera forma de esclavitud, lamentablemente cada vez más difundida, que atañe a cada país, incluso a los más desarrollados, y que afecta a las personas más vulnerables de la sociedad”.