Mozambique espera al papa Francisco el próximo mes de septiembre. Entre quienes estarán presentes en el recibimiento representando a la diócesis de Tete, en la periferia del país africano, está Manuel de los Reyes Ramírez Medina. Sacerdote del Instituto Español de Misiones Extranjeras, el IEME, es el párroco de Sao José Operário do Songo. Nacido em 1971, forma parte del IEME desde 2005. Desde allí relata sus vivencias en el blog: ‘Diario de Manolín Ramírez’ y ahora comparte com Vida Nueva la expectación em el país mientras esperan al pontífice.
PREGUNTA- ¿Cómo es la Iglesia Católica que espera la Papa en Mozambique?
RESPUESTA- La Iglesia en Mozambique es muy viva, rebosante de alegría, joven y muy misionera, y todo ello en un contexto de extrema pobreza. Además, esta Iglesia es ministerial y laical, pues son los catequistas y animadores quienes están en la primera línea de la evangelización, aunque los sacerdotes y misioneros también desempeñan un papel importante.
Desde la periferia
P.- Usted que está en una diócesis como es la de Tete, ¿cómo se están preparando las comunidades cristianas para este visita del papa Francisco?
R.- Nuestra diócesis se prepara en tres vertientes: oración, catequesis y organización. Como estamos a más de 1.500km del lugar del evento (Maputo), el acento se ha puesto en tener una actitud orante para que sean días de gracia, de encuentro y de salir fortalecidos en la fe; pues solo participaremos 50 personas con credencial representando a la diócesis de Tete.
En segundo lugar, se ha distribuido una catequesis que pretende ayudar a toda la iglesia a descubrir el sentido auténtico de esta visita y su significado cristiano y religioso. Por otro lado, la organización es fundamental por lo que un equipo diocesano coordina la cuestión logística para todos los que deseen participar en el evento (transporte y alojamiento).
P.- ¿Qué esperanzas tienen para este nuevo viaje de Francisco a África?
R.- En 1988 san Juan Pablo II visitó este país en un contexto de guerra. Hoy las circunstancias son diferentes, pero hay constantes que se mantienen: pobreza absoluta, injusticia, corrupción y una iglesia naciente en un contexto de proliferación «descontrolada» de nuevos movimientos religiosos.
Las esperanzas que depositamos son muchas: queremos sentir la comunión con toda la Iglesia en la persona del Papa, queremos que nos impulse a ser cada vez más misioneros; queremos que nos anime a ser más proféticos en este contexto socio-político-económico de crecimiento de las desigualdades y de injusticia que provoca tanta pobreza, queremos también que escuche el grito de alegría de este pueblo que ama a Jesús y quiere caminar como Iglesia-Familia, queremos en fin, renovar con él nuestra esperanza en que este mundo, y no otro, es posible.
Este país necesita Paz
P.- El lema de la visita es “Esperanza, Paz, Reconciliación”, ¿qué primer mensaje diría que está enviando el Papa?
R.- Mozambique acaba de firmar un tercer acuerdo de «fin de las hostilidades militares» entre FRELIMO y RENAMO. Sin embargo, el norte del país está envuelto en una situación de pre-guerra, o de guerra de baja intensidad, sin que aún se sepa quién es el enemigo. Desde octubre de 2017 hasta ahora han matado a unas 200 personas, han quemado cientos de casas y han salido desplazadas miles de personas por unos ataques de «desconocidos». Además, hay dos periodistas detenidos en prisiones del Estado, desde hace varios meses, sin que se sepa nada de ellos, creando un ambiente de falta de libertad de prensa y de claridad ante lo que está ocurriendo. Recientemente el obispo de Pemba (Cabo Delgado), Luíz Lisboa ha publicado una carta pastoral muy profética denunciando estos hechos. Este país necesita Paz.
Sobre la Reconciliación nos falta un gran camino por recorrer, pues necesitamos también que haya justicia. Gracias a Dios, la firma de los Acuerdos de Paz abre una página de esperanza para la tan ansiada reconciliación nacional.
Y la Esperanza, creo que será el regalo que le hagamos al Papa, porque si algo tiene este pueblo es sobredosis de esperanza. Es un pueblo que no se cansa de trabajar, de construir, de soñar, de vivir… precisamente porque está cansado de sufrir, se abre cada amanecer a una nueva esperanza.
Por lo tanto, este primer mensaje del Papa en este contexto africano es sin duda alguna muy acertado y va a calar en el corazón de esta iglesia local.