Un grupo de funcionarios polacos ha participado en una misa con veteranos de la II Guerra Mundial para rendir un homenaje a un grupo clandestino que, presuntamente, habría sido colaborados de la Alemania nazi. Dicho grupo luchaba para que el comunismo no se impusiera en territorio polaco. La eucaristía de celebró en Varsovia y contó con diferentes representantes de las Fuerzas Armadas.
La fuerza de la eucaristía
Para el capellán militar Zbigniew Kępa, en declaraciones recogidas por Crux, “la misa era necesaria para los partisanos, los soldados que luchaban por la libertad de su patria. Precisamente para reforzar su decisión de darlo todo, incluso la vida, por la libertad de su patria” frente al comunismo. Para el sacerdote, la eucaristía fue la fuerza diaria de estos soldados integrados en la Brigada de las Montañas de la Santa Cruz de las Fuerzas Armadas Nacionales, sospechosa de colaboracionismo con el régimen de Hitler.
La ceremonia religioso contó con funcionarios cercanos al gobierno del presidente de la República, Andrzej Duda, y de su partido. Sin embargo, algunos de los veteranos han negado toda acusación de colaboracionismo por parte de la brigada, ya que el Ejército Nacional siempre se mostró hostil a las tropas de Hitler. Este es el segundo homenaje que se le hace al grupo clandestino, tras la ofrenda en un cementerio de Múnich por parte del primer ministro Mateusz Morawiecki en febrero de 2018.