La ratificación de la condena por abusos contra el cardenal George Pell, este miércoles 21 de agosto por parte del Tribunal Supremo de Victoria, ha vuelto a poner al purpurado en la cima del volcán. Hasta el punto de que el Gobierno se plantea retirar la Medalla de la Orden que en su día concedió a quien fuera el principal representante eclesial en su país.
Así lo ha confirmado el propio gobernador general, David Hurley, quien, en un comunicado, ha asegurado que esperará a la hipotética sentencia final de la Corte Superior. Eso sí, en caso de que se confirme la condena por abusos, el que fuera arzobispo de Sidney se verá despojado de la que es máxima condecoración honorífica de Australia.
También se ha manifestado en este sentido el primer ministro del país, Scott Morrison, evidenciando su escrupuloso respeto por las decisiones judiciales: “Los tribunales han hecho su trabajo, han emitido su veredicto. Ese es el sistema de justicia y debe ser respetado”.
Al rechazar su apelación, el tribunal que le ha juzgado ratifica su condena a seis años de cárcel, por lo que seguirá en prisión, a la que entró en el pasado mes de febrero. Por su alta edad (tiene 78 años), lo previsible es que no cumpla toda la condena. En 2022, sería plausible que le fuera otorgada la libertad condicional. Eso sí, si no recurre a la Corte Superior y no obtiene una declaración de inocencia, su nombre ya nunca se borrará del registro de pederastas.