Continúan las voces de indignación en el seno de la Iglesia latinoamericana tras los incendios ocurridos en la Amazonía que iniciaron hace 18 días y que en los últimos días han adquirido grandes proporciones devastando todo a su paso. En esta ocasión la Conferencia Episcopal Boliviana, en voz de Aurelio Pesoa Ribera, secretario general y obispo auxiliar de La Paz, ha expresado su “sentir por el desastre natural que tiene lugar estos días en la región amazónica del país” especialmente en el departamento de Santa Cruz, en las zonas bajas tropicales al este de los andes.
Desde esta instancia han denunciado que “las consecuencias para la pérdida de la biodiversidad, el daño a la naturaleza, así como para la salud de las personas, son incalculables y, en muchos casos, irreparables”.
Campaña solidaria
Desde el episcopado boliviano han hecho un llamado a la acción solidaria a través de una campaña de recolección de agua, alimentos, medicamentos y/o aportes económicos para atender a los hermanos afectados.
Esta campaña – según informan los obispos – “se realizará a partir de la fecha, a través de la Pastoral Social Cáritas, brazo social de la Iglesia Católica en Bolivia, en los ámbitos nacional, jurisdiccional y parroquial, de modo que todos los que quieran colaborar puedan hacer llegar sus aportes rápidamente”.
“Los aportes económicos serán recibidos en la Cuenta Corriente en Moneda Nacional del Banco Nacional de Bolivia N° 1000263725, a nombre de Cáritas Boliviana”, han mencionado.
Mayor celeridad
Aún cuando en horas de la tarde de este viernes el gobierno boliviano ha enviado un avión cisterna – un Boeing 747 Supertanker – para extinguir las llamas en la zona de la Chiquitania en Santa Cruz, donde el fuego ha devastado unas 700.000 hectáreas, han pedido al Estado “extremar esfuerzos para detener este grave problema, con respuestas eficaces y un manejo transparente y responsable de la información”.
En un fuerte llamado de atención, el secretario general de la CEB ha demanda del gobierno de Evo Morales mayor celeridad, porque “consideramos que las acciones y tiempos empleados no son proporcionales ni adecuados a la magnitud de la tragedia que enfrentamos”.
“En esta línea consideramos que es necesaria la declaración de zona de desastre nacional y que no se excluya incluso el acudir a la ayuda internacional”, ha señalado.
Investigación imparcial y transparente
Ante este tragedia, considerada como una de más grandes en materia socioambiental en los últimos años, los prelados han pedido a las instancia correspondientes “una investigación imparcial y transparente de las causas de estos desastres” para establecer “la verdad de los hechos responsabilidades, sanciones y correcciones necesarias para enmendar, al menos parcialmente, los daños causados y prevenirlos en el futuro”.
Finalmente han indicado que se sumarán a la Jornada de Oración del próximo domingo 25 de agosto, convocando a todas las jurisdicciones eclesiásticas a unirse a las iniciativas solidarias y al pedido de la lluvia para aplacar los incendios.
Foto: CEB
