Javier Calvo y Javier Ambrossi están revolucionando el panorama creativo en nuestro país. Lo hicieron con ‘La llamada’, la obra que dio el salto del madrileño Teatro Lara a la gran pantalla. Y lo están haciendo ahora con ‘Paquita Salas’, una serie que está arrasando en Netflix y que ya va camino de su cuarta temporada. Buceando en ambas obras, hay algo común en ellas: la fuerza del amor. Un amor que rompe fronteras y que abarca, por qué no, a Dios.
En ‘La llamada’, esa resonancia es evidente: ambientada en un campamento católico, la historia va de mujeres en búsqueda (las monjas tampoco dejan de hacerlo hasta el momento de su muerte, claro), de un camino arduo (aunque en clave de humor) para tratar de alcanzar la propia vocación vital y, en definitiva, la felicidad. Pero el gran transfondo de todo es un Dios que es amor y que, como tal, quiere que, quienes le abracen, lo hagan solo a través de un único camino: el amor sin barreras. Por supuesto, al ritmo de Whitney Houston…
Ante el ‘Ecce Homo’ de Borja
Dios también está presente en ‘Paquita Salas’. De hecho, una escena central de la serie se da en el interior de la aragonesa iglesia de Borja, cuando Paquita se planta ante el famoso ‘Ecce Homo’ de Jesús restaurado por una lugareña (y que tantas chanzas originó hace algunos años en las redes sociales) y afirma solemne: “Yo soy exactamente como este cuadro: una mujer a la que el tiempo ha pintado por encima y que ya no tiene sentido”. A su lado, plantado ante el sagrario, duerme quien fuera su compañero y hoy su principal competidor en la representación de actrices: un hombre que también se ha visto superado por el tiempo. Derrotados ambos, en silencio, los dos curan sus heridas ante Dios y se replantean su nueva vocación. Su llamada.
Otro eco espiritual se da en el momento de la muerte de la madre de la protagonista, cuando vuelve a enterrarla a su pueblo natal. Tras unas primeras horas de encerrarse en sí misma y no expresar ningún tipo de emoción, Paquita acaba durmiendo la noche previa al entierro en la misma cama en la que reposa el cadáver de su madre. Un abrazo preñado de amor, con el crucifijo como testigo. El mismo crucifijo que retirará al día siguiente la nueva inquilina de la casa, una actriz que huyó del mundo tras descubrirse su artimaña de hacer creer que había actuado en Hollywood. Tras cuidar en los últimos años de la madre de Paquita, ella elige su propio destino y se queda en el pueblo, alejándose definitivamente de la interpretación. Su llamada.
¿Son creyentes?
Pero, ¿son creyentes los Javis, como todo el mundo conoce a ambos directores? Ellos mismos lo explicaron hace dos años en esta entrevista en ‘El Mundo’, al presentarse para el cine ‘La llamada’ y ser cuestionados por sus creencias. “Decir que no crees en algo suena muy raro, pero, viendo como funciona el mundo, la realidad es que no. Me cuesta decirlo, pero así es. Creo que hay una fuerza que nos mueve y que tiene que ver con uno mismo. He visto, en el colegio, gente que hablaba con Dios y que tenía una relación cercana, por lo que encontrar personas que hayan sentido la llamada de la religión me es cercano” (Javier Ambrossi).
¿Y Javier Calvo? “Yo no creo en el concepto de Dios, pero sí me he sorprendido a mí mismo creyendo en el destino, escuchando a la vida y entendiendo que todo tiene un sentido. Sí tengo, en ese sentido, mi espiritualidad, a pesar de no haber recibido ninguna educación religiosa”.
¿Alguien duda de que en el próximo proyecto de los Javis latirá con fuerza el amor desatado, la voz de algo que podemos intuir que viene de Dios?