Se cumplen veinte años de la muerte de Hélder Câmara, el incómodo arzobispo de Olinda y Recife, figura clave en la historia del Episcopado brasileño, en la lucha contra la dictadura y en la defensa de los últimos en el continente latinoamericano. “Cuando doy comida a los pobres, me llaman santo. Cuando pregunto por qué son pobres, me llaman comunista”, es una de esas sentencias que le llevaron a estar en el punto de mira de no pocos en el seno de la Iglesia.
Mientras su causa de beatificación parece tomar forma desde que se abriera el proceso en febrero de 2015, estas dos décadas sin el prelado han dejado tras de sí un reconocimiento tanto a su labor pastoral y social, como a su mirada contemplativa de la vida. Un hombre de acción y oración, tal y como reflejan algunos de sus textos más representativos, algunos de los cuales forman parte de ese informe 197 páginas con testimonios de 54 personas para elevarle a los altares, a la espera de un milagro.
1/ Partir, en camino
Partir es, ante todo,
salir de uno mismo.
Romper la coraza del egoísmo
que intenta aprisionarnos
en nuestro propio yo.
Partir es dejar de dar vueltas
alrededor de uno mismo.
Como si ese fuera
el centro del mundo y de la vida.
Partir es no dejarse encerra
en el círculo de los problemas
del pequeño mundo al que pertenecemos.
Cualquiera que sea su importancia,
la humanidad es más grande.
Y es a ella a quien debemos servir.
Partir no es devorar kilómetros,
atravesar los mares
o alcanzar velocidades supersónicas.
Es ante todo
abrirse a los otros,
descubrirnos, ir a su encuentro.
Abrirse a otras ideas,
incluso a las que se oponen a las nuestras.
Es tener el aire de un buen caminante.
2/ Razones para vivir
Si tienes mil razones para vivir,
si has dejado de sentirte solo,
si te despiertas con ganas de cantar,
si todo te habla
–desde las piedras del camino
a las estrellas del cielo,
desde las luciérnagas que se arrastran
a los peces, señores del mar–,
si oyes los vientos
y escuchas el silencio,
¡exulta!
El amor camina contigo,
es tu compañero,
es tu hermano…
3/ ¿Me equivoco, Señor?
¿Me equivoco Señor?
¿Es una tentación pensar que
Tú me urges cada vez más
a ir anunciar que es necesario
pasar de la presencia Eucarística a tu otra presencia,
tan real como ésta,
en la Eucaristía del pobre?
Los teólogos discutirán.
Invocarán mil distinciones …
Pero desgraciado del que se alimenta de Ti
y luego no tiene los ojos abiertos para descubrirte
buscando tu alimento en las basuras
y expulsado de todas partes,
viviendo en condiciones infrahumanas,
bajo el signo de una total inseguridad…