En 1993, ante la proximidad de la beatificación de Alberto Hurtado, el Congreso Nacional chileno aprobó declarar el 18 de agosto de cada año como Día de la Solidaridad. En esa fecha de 1952, murió Alberto Hurtado Cruchaga, abogado y jesuita, creador del Hogar de Cristo y de otras iniciativas destacadas en la iglesia chilena. Fue beatificado en 1994 y canonizado el 23 de octubre del 2005.
Ya es tradición, que el mes de agosto esté dedicado a la solidaridad. Este año tuvo como tema central la gratitud, reconociendo que dar es una acción contagiosa: “nadie es tan pobre que no pueda dar una sonrisa, ni tan rico que pueda prescindir de ella”, dicen los organizadores.
Asumir la responsabilidad social
En la mayoría de las diócesis, hubo celebraciones presididas por el obispo, en la catedral o algún templo significativo. En la catedral de Osorno, el Administrador Apostólico Jorge Concha dijo: “Alberto Hurtado, demostró con sus obras y con su vida su fe en el Señor Jesús” y luego indicó que “ha sido un gran servidor y sigue sirviendo a su Iglesia y a todos, especialmente a los que más necesitan, aún en nuestro tiempo y hoy damos gracias a Dios por él, por su presencia en nuestro país, y en la vida de tantas personas a las que ayudó y sigue ayudando”.
El obispo destacó que Hurtado “tenía una visión de país, la que le permitió ir más allá de la caridad solo asistencialista e individualista”, lo que complementó agregando que “animó a asumir la responsabilidad social del hecho de tener y decir que Cristo está en el centro de su vida, poniendo también en el centro a la persona, especialmente a los pobres, los niños, los trabajadores, los enfermos. La fe que profesamos y que celebramos en la Eucaristía, en las expresiones de religiosidad, en la oración, no pueden dejar al creyente en la indiferencia”.
El arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, por su parte, en la misma festividad reconoció que Chile no es un país solidario “a lo más, hemos logrado “eventos solidarios” y es triste que quienes debieran ser el principal centro de las políticas públicas, tengan que conformarse con limosnas que no dan lo que las personas, en justicia, necesitan”, expresó el arzobispo.
Fuego que enciende otros fuegos
En Santiago, el Administrador Apostólico Celestino Aós, presidió una multitudinaria Eucaristía en el Santuario del Padre Hurtado. Una vez concluida llegó hasta la tumba del santo y depositó en ella una rama de aromo en flor.
El sábado siguiente, unos 20 mil jóvenes peregrinaron por calles de Santiago hasta el mismo santuario inspirados en el lema “Seamos fuego para encender otros fuegos”. Uno de los participantes, Erick Cuadra, de la parroquia Nuestra Señora de la Reconciliación, dijo a iglesia.cl “son tiempos difíciles, pero nosotros somos la cara visible de la Iglesia y le ponemos todo el empeño. San Alberto Hurtado es una imagen de solidaridad que nos llama a seguirlo al igual que a Dios”.
Esta es la versión n° 27 de esta peregrinación anual que sigue convocando a miles de jóvenes inspirados en el santo jesuita. Aós presidió la ceremonia de envío, y los obispos auxiliares, Cristián Roncagliolo y Alberto Lorenzelli, acompañaron a los jóvenes durante todo el trayecto.
Varias diócesis organizan, además, Semanas sociales con panelistas que motivan a la reflexión sobre temas de actualidad social que, este año, han tenido una especial dedicación a la crisis medioambiental, como ocurrió en la diócesis de Talca, que tuvo como tema “el cuidado de la creación”.