Tras reunirse en la sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) de Lago de Guadalupe, Estado de México, los directores de albergues, comedores y centros de atención para migrantes, acordaron conformar una red de servicio funcional en tres grandes sectores Norte, Centro y Sur, a lo largo del territorio nacional.
Lo anterior fue dado a conocer este miércoles en una conferencia de prensa en la que informaron que la reunión obedeció a la necesidad de reflexionar sobre el tema migratorio y la respuesta que se ha dado en torno a la atención de los migrantes que han pasado por los albergues. De manera particular, pusieron énfasis en el estudio y observación de las políticas migratorias internacionales.
Esta red, que cuenta con la participación de las 130 casas y centros de atención, mantiene estrecha comunicación y vinculación con la Dimensión Episcopal de Pastoral de Movilidad Humana (DEPMH) y con el Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano. “De esta forma queremos manifestar nuestra comunión y participación como Iglesia, fortaleciendo los vínculos que hay entre los albergues y centros de atención”, señalaron a través de la lectura de un comunicado.
La voz que denuncia
El texto, firmado por José Guadalupe Torres Campos, obispo de la Diócesis de Ciudad Juárez y responsable de la DEPMH, así como por los directores de albergues, comedores y centros de atención para migrantes, explica que con esta red se busca ser portavoz de las personas que pretenden ingresar al territorio nacional con la finalidad de cruzar hacia los Estados Unidos y son detenidos en la frontera sur de México mediante el “muro humano de la Guardia Nacional”.
También quieren ser “la voz de aquellos que imploran que se les facilite un salvoconducto para continuar su camino pero son ignorados, y de aquellos hermanos que se encuentran en tránsito y que se ven hostigados o extorsionados por agentes de diferentes dependencias o por el crimen organizado”.
Consideraron que la migración no tiene por qué verse o convertirse en un problema social, sino en una oportunidad de desarrollo y convivencia que genera una nueva cultura que haga frente a la indiferencia que ya se manifiesta en diversos sectores de la sociedad civil.
Un llamado a las autoridades
Los firmantes aseguraron que si bien los albergues en México se han visto rebasados en cuanto a su capacidad, no ha sucedido así en cuanto a caridad, ya que se ha hecho presente también la respuesta de la feligresía y de un gran sector de la sociedad civil y de organismos internacionales que han apoyado con recursos y voluntariado.
“Exhortamos al gobierno federal, a los gobiernos estatales y municipales a tomar en cuenta que no se trata sólo de migrantes, sino de vencer nuestros miedos, y poder así colaborar en generar políticas migratorias incluyentes, en las cuales pudiera iluminar la basta experiencia de la Iglesia y de otras instituciones para lograr una verdadera migración ordenada”.
Cabe mencionar que en la última Asamblea Plenaria de la CEM, en abril pasado, los obispos establecieron el tema migratorio como una prioridad de la acción pastoral mediante el Proyecto Global de Pastoral, y en un primer momento plantean como un proceso de acción pastoral: “recibir con caridad, acompañar, defender los derechos e integrar a los hermanos y hermanas migrantes que transiten o deseen permanecer con nosotros”.