David Brandán: “Queremos escuchar el latir de cada institución”

  • Hace unos días, la Vicaría de la Educación de la diócesis argentina de Quilmes, presentó el documento ‘Hacia la renovación de nuestras comunidades educativas’
  • Se trata de principios y orientaciones para las instituciones educativas de la diócesis

David Brandán: “Queremos escuchar el latir de cada institución”

Fruto de una consulta y del permanente discernimiento con todos actores involucrados, la diócesis bonaerense de Quilmes, presentó principios y orientaciones para proyectar una tarea conjunta en el ámbito educativo, a mediano y largo plazo. Con la participación de todas las organizaciones educativas, intentarán marcar horizontes y señalar herramientas para brindar un servicio no sólo en lo educativo, sino también en lo pastoral. Y todo, siguiendo la estela de Jorge Novak, primer obispo de Quilmes: “En ese contexto la educación impartida en la escuela aparece como uno de los instrumentos decisivos para arbitrar soluciones de fondo”.

Vida Nueva tuvo la oportunidad de dialogar con el Prof. David Brandán, Secretario Asuntos Pedagógicos y educativos de la Vicaría de la Educación, y miembro del equipo redactor del documento ‘Hacia la renovación de nuestras comunidades educativas’.

PREGUNTA-. ¿Qué novedad trae la Vicaría de la Educación?
RESPUESTA.- Una de las reflexiones que estuvimos compartiendo en diversos espacios, fue el por qué y el para qué de las escuelas católicas, es decir, por qué la Iglesia y para qué la Iglesia sostiene tremendas estructuras cuando en varias oportunidades, son más las situaciones problemáticas que las situaciones de plenitud. Entendemos que una de esas respuestas, a tantas preguntas,  es la Vicaría de Educación como estructura que anima y acompaña al modo de Jesús en Emaús, la vida de tantas familias, educadores, personal administrativo, etc. Como novedad, queremos visibilizar una nueva forma de gestión y administración, un modo puntual de estar en el mundo con nuestras instituciones.
P.- ¿Cuál es la mayor urgencia de la educación diocesana hoy?
R.- Es el tiempo de lo urgente y de lo emergente, donde todo es para ayer y nada es para mañana. Eso mismo lo vemos en nuestras escuelas que no son ajenas a lo cotidiano. Pero si tendríamos que ver como una gran urgencia, poder generar espacios y propuestas educativo-pastoral de justicia y paz. La escuela es artífice y responsable de sociedades más justas y pacíficas, ante una sociedad desigual, egoísta y donde el odio es el medio y motor de muchas situaciones.  
P.- ¿En qué consiste el documento “Hacia la renovación de nuestras comunidades educativas”?
R.- Este documento es ante todo una respuesta a las preguntas e inquietudes expresadas, de diversas maneras y en distintas instancias, en nuestras comunidades educativas. A su vez, ofrece orientaciones generales y propuestas específicas para la renovación educativo-pastoral, de modo que nuestras instituciones lleguen a configurarse como verdaderas «usinas de humanidad». Tiene, entonces, un carácter orientador y, a la vez, programático. Tres preguntas guiarán nuestra reflexión: ¿Quiénes somos?, ¿Para qué estamos? y ¿Hacia dónde vamos, hacia dónde nos invita a caminar el Espíritu?. De allí, que este documento sea el fruto de un discernimiento profesional, comunitario y diocesano respecto de nuestro caminar en el ámbito  educativo-pastoral para salir al encuentro de las nuevas realidades.
 
P.- ¿Qué aporte pueden hacer estas orientaciones a la educación concreta de hoy?
R.- Es un gran horizonte, es hacia donde queremos ir. Es vivir el futuro, pero con parámetros de presente. Pero por sobre todas las cosas, es un aporte a la identidad educativa diocesana. Muchas congregaciones que tienen su carisma centrado en lo educativo tienen (o intentan) no perder su rasgo de identidad. Una imagen que me ayuda a pensar y rezar este tiempo, es saber que pudimos describir y materializar, el adn educativo diocesano en Quilmes. 
P.- ¿Cómo se trabajarán concretamente con estas orientaciones? ¿Qué se espera de aquí en más?
R.- Este tiempo será de lectura, de análisis, de intercambio, de oración. Poder releer la situación particular de cada comunidad, a la luz de este documento. Nuestra diócesis ha iniciado un proceso sinodal. Queremos también escuchar el latir de cada institución. A la luz de la identidad de nuestras comunidades educativas diocesanas y su misión de educar y evangelizar, queremos proyectarnos e indicar las grandes líneas programáticas que guíen a nuestras comunidades en los próximos años. Proponemos, entonces, siete orientaciones ordenadas en tres áreas diferenciadas aunque íntimamente solidarias entre sí: la tarea pedagógica, la animación pastoral, y la conducción y gestión institucional. Estas orientaciones son el impulso hacia la configuración de una nueva trama educativo-pastoral, que refleje de manera efectiva esa «conversión pastoral» a la que somos llamados. El evangelio, que es fuente de constante novedad, nos impulsa en este sentido. Esperamos de aquí en más, la renovación de nuestras comunidades educativas.
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