África

El gobierno de Eritrea arresta a 150 cristianos en menos de tres meses

  • Mussie Zerai, presidente de la agencia Abeshia, ha explicado a Vatican News la persecución a distintas religiones en el país
  • “Hay personas detenidas dentro de un contenedor, sin poder ver la luz del sol”, ha dicho





La persecución a los cristianos continúa en Eritrea. Una situación que, empezando por el cierre de las instalaciones de salud católicas, se ha visto agravada durante los últimos meses, ya que entre junio y julio al menos 150 cristianos han sido arrestados en distintas ciudades del país. Esta cifra la recoge el observatorio cristiano World Watch Monitor y cuenta con la última detención masiva, que se produjo en Godayef, una zona cercana a Asmara, capital del país, y que afectó a 80 cristianos.

Sobre el papel, el gobierno “tolera las religiones que encontró arraigadas en el país”, ha dicho a Vatican News el sacerdote eritreo Mussie Zerai, presidente de la agencia Abeshia, “sin embargo las nuevas religiones minoritarias, como es el caso de los grupos pentecostales y bautistas, han sido declaradas ilegales en el país desde 2001”.

Describiendo la situación que atraviesa el país africano, Zerai ha confirmado la existencia de cárceles subterráneas en el país, donde se encuentran “personas detenidas dentro de un contenedor, sin poder ver la luz del sol”.

Cierre hospitales y escuelas

Asimismo, el sacerdote ha destacado su preocupación ante el cierre de los hospitales católicos. “Entre junio y julio, se cerraron un total de 29 espacios, incluidos hospitales, clínicas y centros médicos administrados por la iglesia católica”. Sin embargo, el gobierno del país “no solo cerró estas estructuras físicamente sino que confiscó la propiedad”. Ahora, el temor es que se proceda de la misma manera con los centros educativos.

“La Iglesia católica administra 50 escuelas entre escuelas primarias, intermedias y secundarias y más de cien guarderías en todo el territorio nacional”, ha explicado, lo cual supondría para el país “un daño enorme, especialmente para la población, porque tanto las clínicas como las escuelas también estaban en áreas rurales remotas, donde no hay otra presencia que no sea la de la Iglesia Católica “.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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