Jornada de vaivenes diplomáticos en Roma. El Bollettino de la Santa Sede anunciaba hoy puntualmente a la una de la tarde dos traslados de nunciatura. Por un lado, se daba a conocer que el actual nuncio en Egipto, Bruno Musaró, será el nuevo embajador vaticano en Costa Rica. De esta manera se rompe la quiniela de quienes daban por hecho que su destino sería Madrid, un nombre que nunca habría estado en mente de Secretaría de Estado ni del Papa.
Por otro lado, y con no menos sorpresa, Francisco designaba a Ivo Scapolo como nuncio en Portugal, una plaza diplomática cómoda y agradecida, dando así por terminada así su polémica andadura en Chile, donde ha permanecido ocho años en los que se ha cuestionado su capacidad para hacer frente a la crisis de los abusos sexuales que ha asolado al clero del país latinoamericano. Frente a quienes podrían considerar esta nueva misión diplomática como un premio no merecido, hay quien considera que el envío a Lisboa sería precisamente un lugar con la suficiente tranquilidad y ausencia de conflictos como para evitarle nuevas encrucijadas.
Sin temas de urgencia
Al margen de estas confirmaciones oficiales, Francisco se ha reunido hoy con Luigi Bonazzi, el actual nuncio en Canadá, un encuentro que ha pasado desapercibido en medio de los dos nombramientos.
Fuentes vaticanas confirman que a priori no habría ningún asunto urgente que tratar en esta audiencia entre el Papa y el diplomático que tenga que ver con la situación sociopolítica de Canadá o con respecto a la Iglesia en el en el pais norteamericano. Al margen de que pudiera tratarse de un mero encuentro rutinario, podría hacer pensar que se trataría de un encuentro de tanteo de Francisco en plena sede vacante de la Nunciatura española.
Lo cierto es que el perfil de Bonazzi, de 71 años, se ajustaría a las necesidades de la actual conyuntura de nuestro país, tanto en lo que ha desafíos políticos se refiere por su reconocido papel como discreto y eficaz mediador, así como por su conocimiento del perfil de pastor que Francisco busca para renovar el Epicopado español, impredecible en su tarea como “obrador” vaticano.
Colaborador de Tagliaferri
No en vano conoce la realidad española de primera mano, en tanto que estuvo destinado en Madrid a las órdenes de Mario Tagliaferri, quien vio en él un fiel colaborador. Además, cuenta con un expediente favorable en todos los países en los que posteriormente ha estado destinado como nuncio: Haití, Cuba, Letonia, Estonia y Lituania.
Junto al nombre del italiano, se barajan otro nombres de nuncios que ya estuvieron en nuestro país, y con destinos dispares en la actualidad: Rallo (Marruecos), Ariotti (Paraguay), Gangemi (Guinea y Mali), Speich (Ghana), Bianco (Etiopía), Green (Suecia, Dinamarca y Finlandia) y Chennoth (Chad).
Y más allá, se multiplicaría el listado de profesionales diplomáticos que, de una manera u otra, han mantenido relación con España: Paolo Gualtieri, que se ocupó durante años de los asuntos españoles en la Sección para las Relaciones con los Estados en la Secretaría de Estado; Giorgio Lingua, actualmente nuncio en Cuba; Celestino Migliore, que, después de varios años como vicesecretario para las Relaciones con los Estados, ha sido Observador Permanente en la ONU y actualmente representa a la Santa Sede en la Federación Rusa