Al cierre de su 114° Asamblea Plenaria, el episcopado peruano ha hecho un nuevo llamado a un diálogo nacional “ante la prolongada crisis política y social”, cuyos efectos ya empiezan a sentirse en la sociedad y en la economía. En un comunicado titulado ‘Caminemos juntos por un Perú mejor para todos’ ha invitado a los sectores políticos a “tomar un camino de diálogo fundado en los principios de unidad, paz, solidaridad y justicia, por ser las bases sólidas y esperanzadoras de una sociedad que mira al futuro y se esfuerza por construir el bien común”.
De cara a la celebración del bicentenario de la independencia, los prelados han preguntado a las autoridades gubernamentales en todos los niveles: “¿Seremos capaces de dar muestras de desprendimiento político, social y económico, a fin de transitar el camino hacia el desarrollo humano integral? ¿Queremos contribuir al buen entendimiento entre los poderes del Estado, la clase política y la sociedad civil, de modo que prime la ética en la política, por el bien del país?”
Un país de todas las sangres
Desde las identidades que configuran el país, un país de ‘todas las sangres’, los prelados han invitado a construir sobre lo multiétnico y pluricultural espacios donde todos puedan caber y tener una vida digna para saber administrar esas riquezas producto de la inmensa, variada y rica geografía peruana.
“En esta lectura, que no está exenta de las formas de discriminación cultural, étnica y socioeconómica, se vislumbra, sin embargo, una perspectiva esperanzadora que apuesta por los procesos de integración y la construcción de la identidad peruana, a partir del fortalecimiento de las identidades que configuran nuestra patria”, han dicho.
Contra la corrupción
La corrupción sigue siendo un tema que conmociona a los obispos ante la gravedad de los casos, sin embargo, han destacado los avances logrados en los procesos de lucha contra ese virus social que “lo corroe todo” tal como lo ha dicho el papa Francisco.
Asimismo han exhortado a no “desmayar en esta tarea” de eliminar la corrupción, con lo cual “permitirá revertir los costos que ya impactan negativamente en inversiones, educación, salud y bienestar, con mayor incidencia en los más pobres”.
Cuidado de la Amazonía
La preocupación de los obispos peruanos por la Amazonía crece y han pedido que el clamor de los pueblos indígenas que habitan y cuidan este territorio debe ser atendido, por ello han centrado sus esperanzas en el Sínodo Panamazónico a celebrarse en octubre para que “dé importantes aportes para descubrir nuevos caminos para una ecología integral”.
Otro de los problemas que deben superarse “mediante un diálogo justo y sin violencias de ningún tipo” es el de la explotación minera, que “con frecuencia aparece como problemática, la relación entre la seguridad jurídico-económica requerida por las grandes inversiones” como también las demandas ambientales que priorizan la agricultura y la seguridad de las poblaciones vulnerables.
De este modo, frente a esa realidad tan compleja, “urge encontrar nuevos puntos de equilibrio que tengan como objetivo el bien de todos. Por eso el Estado, las empresas y las organizaciones sociales deben llegar a acuerdos concretos”. Cabe recordar los recientes casos emblemáticos de Tía María y otros deben abordarse en esa perspectiva.
Foto: CEP